Freidoune Sahebjam es un periodista y escritor franco iraní que se desempeñó como corresponsal de guerra de la televisión LCI y de los diarios Le Monde y Le Telegramme.
Su salto a la fama lo dio al publicar la novela La Femme Lapidée que el cine se encargó de universalizar bajo el título “La verdad de Soraya M”, dirigida por el iraní norteamericano Cyrus Nowrasteh.
El drama narra la historia de Soraya Manutchehri, juzgada en Teherán por adulterio y que debió ser condenada, según la tradición coránica, a ser azotada con 100 latigazos pero que finalmente fue apedreada hasta morir. Algunos críticos dudan de la identidad de la mujer, interpretada en la pantalla por una actriz norteamericana de origen iraní. En cambio, quedó en evidencia la crueldad de los castigos que con frecuencia reciben las mujeres iraníes en particular, y las musulmanas en general.
Un ejemplo claro de este trato discriminatorio y criminal quedó expuesto durante el Campeonato Asiático de Escalada realizado en Corea del Sur. Elnaz Rekabi, una escaladora iraní de 33 años, participó de la competencia sin llevar la hiyab, el velo que obligatoriamente deben usar en público las iraníes. Elnaz fue retenida en la embajada iraní en Seúl y luego transportada a la prisión de Evin, un penal en el que se recluye a quienes osan cuestionar el régimen islámico. La atleta podría enfrentar desde una detención simple hasta años de cárcel, multa y latigazos por repudiar la hiyab.
El caso de Elnaz tiene dos antecedentes muy próximos. En 2019, la activista Saba Kord Afshari fue condenada a 24 años de prisión por «propagar la corrupción y la prostitución quitándose la hiyab, caminar sin velo y haber promovido propaganda contra el Estado», léase, contra el régimen fundamentalista islámico. El 16 de setiembre pasado, la policía iraní detuvo a la joven bloguera y activista por los derechos de la mujer Mahsa Amini, quien falleció en prisión a causa de las torturas que le infligieron los “policías de la moral” por evitar la hiyab en sus videos en Tik Tok. A raíz de este episodio, estalló una ola de protestas durante la cual mujeres notables de todo el mundo se cortaron el pelo y repudiaron el velo en solidaridad con la muerte de Masha y de otra joven, Hadith Najafi, asesinada de seis balazos por la policía durante las protestas.
Un verdadero infierno femenino en Irán.
