Hace poco más de un año, el presidente chileno, Sebastián Piñera, tenía una tasa de aprobación de 6%, la más baja en América Latina. La nación estaba convulsionada en demandas por la desigualdad, mientras que el multimillonario era calificado de plutócrata insensible. El mensaje que rondaba con fuerza en las redes sociales era: “Piñera, renuncia”.
Hoy, Chile está vacunando a su población contra el covid a un ritmo que deja atrás a la mayoría de los países del mundo debido, en parte, a la astuta negociación de Piñera con las farmacéuticas. Como resultado, su aprobación ha aumentado entre 14% y 20%, con un país que está cada vez más agradecido con el ejecutivo que tiene arriba.
“Esta vez, su pasado de empresario le jugó a favor”, dijo Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo. “Demostró su capacidad empresarial, de movilizar recursos, de gestión y negociación”.
Alrededor de 21% de los chilenos han sido vacunados con al menos una dosis contra el coronavirus, más que el 18% en Estados Unidos y muy por delante del 1% en Perú y del 2,6% en Argentina, según el rastreador de vacunas de Bloomberg.
De hecho, Chile, con 18 millones de habitantes, espera tener inoculada a toda su población objetivo en junio, lo que le podría dar a Piñera la oportunidad de reconstruir un legado contaminado por el descontento social.