Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Es difícil describir en una sola palabra la procaz manera en que la política se hace de los recursos públicos desde hace mucho tiempo. Con las declaraciones juradas hemos visto unos saltos enormes de los ingresos de las personas que ingresaron a ella supuestamente con el ánimo de servir a sus votantes, pero que encontraron la posibilidad de mercar sus voluntades, sus contactos, su posición.
Desde allí se hicieron con porcentajes en las compras de bienes y servicios para el sector público, desde allí también encontraron la posibilidad de traficar influencias. Nuestra clase dirigencial se ha aplazado y una muestra cabal de esto es lo que muestran los números de su extraordinario, morboso, procaz mecanismo de haber multiplicado los ingresos económicos de cuando ingresaron a la tarea pública.
También hemos visto que personas ricas que algunos decían “Él ya no tendrá ganas de robar”, mostraron sus uñas, sus garras, una vez que estuvieron en frente de la cosa pública. El patrimonio se incrementó de personas notablemente ricas, que supuestamente no tenían interés de sumar más a su fortuna personal.
Lo que queda después de todo lo que vimos es una acción enérgica de la justicia, es la hora de que se pongan los pantalones largos, de lo contrario jueces y fiscales serán cómplices de esta bochornosa situación en la que se encuentran la política paraguaya y nuestra democracia.