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Biden, el papa y los conflictos

Los Estados Unidos, cuyo presidente Joe Biden es catolico y que no deja de asistir a las misas dominicales, es un país en el que el cristianismo es la religión mayoritaria. Ahora Joseph Biden tiene en su agenda cómo ejecutivo una reunión con el papa Francisco quien ya recibió a presidentes estadounidenses antes que Biden, siendo este el tercero desde el inicio de su papado.

Barack Obama compartía el magnetismo global de Francisco, la potencia de ser celebridades y la atención de temas como la migración, el cambio climático y los pobres. Donald Trump, cuyo cristianismo fue cuestionado por Francisco debido a sus políticas antiinmigrantes, marcó el comienzo de una era populista que contribuyó a la marginación del papa.

Ahora Biden llega en un momento en el que la polarización política en Estados Unidos se ha filtrado profundamente en su Iglesia. El presidente y el papa coinciden en muchos temas, y se han convertido en blancos comunes de los poderosos obispos conservadores estadounidenses que buscan socavarlos.

Los prelados más hostiles, nombrados por los predecesores conservadores de Francisco, han ignorado o resistido los esfuerzos del papa por reorientar las prioridades de la Iglesia hacia la inclusión y la justicia social, y alejarse de los temas de la guerra cultural como el aborto y los derechos LGBTQ.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó este viernes a la madrugada a Roma para su primer encuentro como mandatario con el Papa Francisco, en el marco de la cumbre del G20 de dos días en la capital italiana.

Agendas divergentes
Funcionarios del Vaticano y diversos expertos en temas de la Santa Sede dijeron que dudaban que el antagonismo de los obispos estadounidenses saliera a relucir en la audiencia privada entre Francisco y Biden, y que más bien hablarán de temas como el cambio climático, la atención a los pobres y el fin de la pandemia de COVID-19.

Al ser preguntado el papa si negaría la comunión al presidente este respondió que nunca negó la comunión a nadie

Está claro que Francisco tiene partidarios entusiastas en Estados Unidos, especialmente entre los obispos y cardenales que ha nombrado. Pero entre los obispos estadounidenses, los nombrados por Francisco y sus aliados aún no son mayoría, lo que hace que el Vaticano tenga poco o nulo peso para dar fuerza a sus temas en este gran país de donde surgen siempre nuevos puntos que despiertan la curiosidad del catolico para encontrar su solución.

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