sábado, noviembre 23, 2024
28.6 C
Asunción

Asesinar a una mujer

México se sacude por un caso que ha sido portada en varios diarios latinoamericanos pero es la misma historia en ese país desde hace tiempo: la desaparición de mujeres que luego son halladas asesinadas. No hay que olvidar los casos de feminicidio en Ciudad Juárez, la capital del Estado de Chihuahua.

No es solo reflexionar, meditar o pensar acerca de lo que es o puede significar el quitar la vida a un ser humano sino en ese grupo que la víctima sea una mujer, un eslabón más
débil de la cadena socail sino entender la gravedad de cometer un asesinato. Somos muy buenos para reconocerlas y darles el lugar que deben tener incluso luego que un hecho de femicidio se haya registrado, una palabra que se asemeja a la corrupción no por abusar de una persona sino por el abuso del poder machismo que esto significa. Aún no nos damos cuenta de este grave problema social a pesar de que en Paraguay hemos pasado a subrayar estos crímenes cómo feminicidios con penas más duras el camino de la conciencia social es aún largo.

La única forma de evitar y controlar robos, asesinatos, violaciones o cualquier tipo de acción delincuencial es con un cambio cultural que va más allá de las normas que se apliquen, hay que desarrollar ideas relativas a eso a través de una familia sólida, congruente y lo suficientemente fuerte para criar bien a sus hijos y hacer que estos respondan bien a la guía de quien encabece el hogar.

Cambios culturales
En México donde no todo siempre es alegría, música, buena comida y tequila hay números catastróficos que forman o formaban parte de esta tierra cargada de una variedad de culturas, edades y géneros, de entre los cuales están mujeres y hombres que en teoría se espera que convivan en paz y armonía para juntos estirar el carro de cualquier proyecto. Los feminicidios se dan de forma recurrente en ese país sin que la respuesta desde el Estado esté a la altura del problema.

Los números hablan por sí solos, por eso y todavía en la América Latina, México, se resalta la realidad de tener ya más de 2 mil mujeres asesinadas desde hace 2 años, aún teniendo cómo en el mundo leyes y penas que intentan regular lo que ni la ciencia puede conocer ni controlar bien, que es la mente humana.

Penas duras cómo los 10 a 30 años de prisión en Paraguay puede ayudar a disuadir a los que cometen los crímenes de feminicidio pero hay que trabajar en los cambios conductuales y en la base de la pirámide social: la familia. Sin todo esto no veremos los cambios que esperamos y seguiremos lamentando sus consecuencias aquí y en México.

Más del autor