domingo, noviembre 16

Artritis Reumatoide y el Poder de los Tratamientos Orales

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El abordaje de la artritis reumatoide (AR) viene incorporando innovadoras opciones terapéuticas que permiten no sólo controlar la progresión de la enfermedad de manera más eficaz y segura, sino alcanzar la remisión o baja actividad en un alto porcentaje de pacientes. En nuestro país, a pesar de contar con la mayoría de estas terapias, el acceso en tiempo y forma a los tratamientos continúa siendo una barrera crítica.

Actualmente, la estrategia de tratamiento temprano con fármacos modificadores de la enfermedad (DMARDs) sigue siendo el estándar. Sin embargo, las nuevas formulaciones y mecanismos de acción ampliaron considerablemente el arsenal terapéutico, como es el caso de los inhibidores orales de JAK (Janus kinasa), que demuestran una alta eficacia incluso en pacientes con formas moderadas o graves de la enfermedad que no responden a terapias convencionales.

Las nuevas terapias no solo controlan los síntomas, sino que previenen la destrucción articular y conservan la funcionalidad a largo plazo. “En Paraguay, si bien enfrentamos desafíos en el acceso, cada vez más pacientes tienen posibilidad de recibir terapias de última generación. La adherencia terapéutica del paciente es fundamental para ver un beneficio real” destacó el médico reumatólogo Rodrigo Acosta, durante un taller dirigido a pacientes y familiares con artritis reumatoidea.

Una revisión internacional publicada por Medicine & Public Health enfatiza que los pacientes con buena adherencia tienen hasta 80% más probabilidades de lograr control sintomático y conservar su funcionalidad. No obstante, más del 40% de los pacientes abandona o modifica su tratamiento en el primer año, lo que conlleva recaídas, aumento del dolor, pérdida de movilidad y más hospitalizaciones.

Para mejorar la adherencia de los pacientes a los planes de tratamiento, el Dr. Acosta, recomienda un acompañamiento personalizado con seguimiento periódico, la educación sobre la enfermedad y los beneficios a largo plazo, y el acceso en tiempo y forma de los tratamientos indicados por los especialistas.

“La artritis reumatoide no tiene cura, pero puede ser controlada con tratamientos oportunos y sostenidos. El compromiso conjunto entre pacientes, profesionales y autoridades sanitarias es fundamental para garantizar una mejor calidad de vida para quienes conviven con esta enfermedad crónica” finalizó.