El Presidente Abdo retornó de un viaje a Colombia muy poco promocionado, y a la vuelta dijo que se dedicó a promover la venta de cerditos y de pollos.
No sabía nada al presidente, antes de su visita, que Colombia se encuentra tras un proyecto en el que nosotros podríamos ser protagonistas económicos internos internacionales e importantes.
La producción de cannabis medicinal, una cuestión en la que los colombianos están poniendo todos sus sus fichas, y que ya de entrada ha significado la radicación de US$ 500 millones para el desarrollo del negocio, y que cuando esté en funcionamiento esperan recaudar US$ 2500 millones anuales. Eso es más plata que la exportación de la carne en el Paraguay, y mucho más que -por supuesto- las regalías de Itaipú. Si nosotros tuviéramos una idea de política exterior, si supiéramos hacia dónde van las condiciones del mundo, estaríamos en ese negocio y no lamentado la muerte de tres policías en Puenteciño. Mientras los dos hacen negocio con el cannabis de uso medicinal nosotros todavía seguimos combatiendo el tráfico de otro tipo de estupefacientes derivados de la misma.
Debería haber ido al Presidente de la República Abdo Benítez, a preguntarle a Iván Duque, como hicieron ellos el negocio y al menos que compartamos la posibilidad de hacerlo entre todos para el desarrollo de nuestros pueblos. Si hay una demanda de cannabis medicinal en el propio territorio norteamericano, si los grandes productores son canadienses y si los colombianos van a ir tras esos pasos en el negocio, ¿Qué hacemos nosotros con nuestro presidente vendiendo pollos y cerdos a Colombia?