Griselda Yúdice
Alexa perdió el juicio, el acosador fue absuelto, los jueces la castigan ordenándole pagar las costas del abogado del sacerdote pero lo más significativo es que ella ni tantito así dudó en alentar a todas las mujeres a seguir luchando y se comprometió a acompañarlas. Anímense a denunciar, nunca estarán solas, dijo y me conquistó.
Ella nunca se resignó a la naturalización de la impunidad y del abuso hacia las mujeres, aunque las autoridades de su Iglesia intentaron convencerla de que fue una “macanada”, que no le diera importancia y rezara por su sacerdote, y a pesar de que muchas personas le advirtieron que el Poder Judicial responde a los poderosos y que siempre es injusto con las y los vulnerables, ella sigue firme.
Alexa debemos ser todas, la que no calla, la que no se resigna, la que lucha y la que suma fuerzas con las compañeras organizadas y en movimiento, como ella debemos convencernos de que juntas vamos a avanzar en derechos.
Como Alexa debemos animarnos a cambiar esta sociedad con la certeza que no esteremos solas jamás en esta lucha.
Caminemos con la convicción de que andando encontraremos a compañeras como ella encontró a sus abogadas feministas Michi Moragas y Sonia Von Lepel, y como cada una de nosotras nos fuimos sumando y hoy la causa ya cuenta con la solidaridad de gran parte de la sociedad.
Tenemos la fuerza que nos otorga la verdad, no somos exageradas. Tenemos derecho a una vida donde nuestros cuerpos y deseos sean respetados, donde nuestros derechos laborales sean cumplidos y donde no seamos discriminadas ni violentadas.
Ya no nos resignamos a que nuestro paso por la vida sea con miedo, con acoso, con abusos, violencia, discriminación, que nacer mujer ya no sea una condena al sufrimiento.
Todas somos Alexa y queremos una vida digna, y hasta lograrlo no vamos a parar, vamos a apelar siempre hasta que nuestros derechos sean tenidos en cuenta.
