El comparar supone una examinación de una o más cosas con otras para establecer sus relaciones, diferencias o semejanzas. A algunos hace sentir incómodos que nos comparen con los demás, pero lo hacen constantemente, realizar comparaciones es más común de lo que creemos y muchas veces no nos damos cuenta de que puede hacer mucho daño, por eso es importante tener cuidado cómo, donde, cuando y quienes son los personajes que serán sujeto de comparaciones.
Es habitual escuchar o tener comparaciones desde niño entre los hermanos, compañeros de escuela, de trabajo o cualquier grupo humano que nos toque compartir en algun momento o condición de nuestra vida. Las mismas no deben ser tomadas muy a pecho o de forma personal para ponerse mal sino sobre todo para evaluarse y realizar cambios que ayuden nuestro existir en proyectos sociales que precisen miembros preparados y listos para aportar lo suyo en tareas pensadas a desarrollar.
Tengo un amigo habituado a comparar casi siempre, ahora me tocó escuchar un paralelismo entre generaciones, se trata de la de los boomers y millennials y cómo los primeros han sido más emprendedores, fuertes y sólidos en determinar sus metas e incluso con más seguridad para asumir retos importantes cómo el tener y sostener matrimonios y tener hijos, algo que ya no vemos común entre parejas cómo antes o más que antes que las relaciones se hacían de más de 3 hijos.
Ellos están juntos por más de 3 décadas, con todo lo que eso implica, discusiones, peleas, llamadas de atención, solución de problemas ajenos a la vida del miembro familiar. No creo que mi generación sea perfecta por solo saber usar la red internacional o manejar bien las vacías redes sociales virtuales que se limitan a dar respuestas virtuales, fugaces o aparentes y se encuentran lejos de ser reales o con aplicación efectiva de soluciones a algún problema que tengamos.
Alegato defensivo
La perfección no existió, existe o existirá en el mundo, personas o generaciones de las mismas. No podemos esperar respuestas perfectas de nada,nadie, nunca ni en ningún lado del mundo. Ni siquiera con la IA (inteligencia artificial) una tecnología que ya muestra sus errores, y no se la puede llegar a comparar tampoco con la capacidad humana de diseñar, desarrollar y terminar proyectos académicos, laborales o lo que precise de una buena inteligencia capaz de asistir o trabajar.
Por este motivo soy de la idea de comparar menos y trabajar más para mejorar tomando cómo referencia por quien o que se nos compare, que finalmente puede llegar a ayudarnos si actuamos entre los que formemos parte de un género generación, franja etaria o grupo social que sea sujeto de comparaciones entre otros. Que pueden servir incluso para el comparador para que pueda mejorar lo que no le sirva para vivir con paz, salud y alegría.
Todos son elementos que hacen no solo un momento en nuestro existir sino si logramos sostener esa actitud y buen arsenal de baterías positivas aseguramos un largo y buen viaje en nuestra vida que puede acabarse o deteriorarse en pestañeos por lo frágiles que somos.
Entre los seres humanos ninguno podrá escapar del viaje que tenemos por seguridad total que es la muerte, que al llegar no se podrá comparar más y solo nos quedaría vivir en la otra dimensión en el silencio o lo que se pueda ver si es que llegamos a ver o escuchar algo una vez que nuestra vida terminó.
Una que vale la pena atender y hacer cosas que nos ayuden particular y colectivamente usando distintas estrategias cómo la comparación, colación o lo que digan sus sinónimos.