Dijo una humilde mujer, saliendo del laburo, expresando así la alegría de no tener que caminar largas cuadras para esperar el colectivo. Un conocido que justo pasaba por ahí con el auto se ofreció a llevarla.
Este pintoresco carpooling bilingüe fue en Hernandarias, cerquita de Brasil, de esas zonas donde el crisol de culturas es tan fantástico.
Ahata “iré” (guaraní) carona “alguien me lleva” (portugués) y el remate al final con el ndi por si alguien dude de qué lado de la frontera estábamos. Expresión y acción que representan mucho.
Que importante es entender el idioma del otro, escucharnos, identificar en el camino trazado, el tramo en el que podemos complementarnos, sumar y compartir.
Me voy contigo, a tu ritmo y con tus medios, pero sigo siendo yo, con mi identidad y mi destino. Capaz hasta una parte del camino nomás me podés llevar, pero igual me sirve. Soy una buena copiloto, nos acompañamos un tramo. Dialogamos en la ruta, nos conocemos un poco más o ponemos buena música y nos respetarnos en silencio.
La concertación de partidos es un poco así, nadie renuncia a su identidad política, pero van juntos, concertando, a veces hablan idiomas muy distintos, pero vaya que se van complementando. Identificada buena parte de la ruta que deben andar juntos, ¡avanzan! Algunos se bajarán antes, otros permanecerán quizá hasta el final, tan armonizados como el título de esta columna, sin dejar de ser en esencia muy distintos, pero sabiendo que juntos pueden expresar algo nuevo, una renovación que por separado y cada uno en su idioma no prospera, pero que se expresa perfecto en la unidad, como esta frase tan brasiguaya.
Me encantan las fusiones culturales, esas que los fanáticos nacionalistas detestan tanto como los fundamentalistas detestan la otredad en las ideas políticas. Que desdicha la de ellos no apreciar la riqueza de la diversidad.
¿Hay riesgos? Claro que si, tal vez el copiloto sea un fastidio (suelen aportar lo anecdótico), tal vez más de uno se baje antes de lo esperado, tal vez haga falta cambiar el chofer designado. De todas formas, en lugar de caminar tanto para esperar ese colectivo viejo que ya sabemos bien que tarda, que cobra un precio injusto, que encima es feo, lento, incómodo, contamina y por si fuera poco el conductor maneja re mal Che… ¡Ahata caronandi!