Todas las acusaciones que salieron del Congreso en base a información que, según ellos eran confiables, no tuvieron prosecución en el ámbito fiscal. Muchos de ellos canjearon el tema de “si me investigas voto en contra tuya en el juicio político”, y así continuó Sandra Quiñonez en el cargo de Fiscala General.
Ahora un cercano suyo ha sido asesinado, pero de nuevo esto nos trae a la memoria que cuando los enjuagues políticos son más importantes que la tarea de investigación que debiera hacerse para cuidar el cuerpo social en conjunto del Paraguay, y prevalecen, perdemos todos como país.
Lo que deberíamos hacer realmente, si no tenemos la capacidad de la Fiscalía para investigar estos casos, es pedir la ayuda de Naciones Unidas que en situaciones similares cuando países como Guatemala u Honduras que no fueron capaces de enfrentar su delincuencia, su corrupción y sus narcotráfico crearon centros internacionales de lucha contra la impunidad y fueron muy eficaces porque permitieron limpiar lo que los locales no podían hacer.
En este momento todos piden que sea EE.UU., la justicia brasileña, o la justicia internacional en definitiva, la que resuelva nuestros desaguisados, nuestros graves problemas, pero si nosotros no asumimos cuál es la gravedad y la razón de ese problema, nos vamos a poder acabar con ellos ni si nos vienen a moderar desde afuera.
Si no podemos, admitamos la realidad y si hay fiscales que no pueden continuar con esto porque realmente están muy atados a los negocios del crimen organizado, pues que renuncien, porque serán también implacables probablemente con ellos.