Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La lucha contra la delincuencia en el norte, que se materializa a través de la Fuerza de Tarea Conjunta, donde militares y policías tienen un mismo objetivo, ha demostrado en la práctica lo que es una verdad repetida una y mil veces. Los militares y policías no pueden trabajar juntos, ya sea porque filosóficamente no han sido entrenados para propósitos similares, porque uno dice que el otro no es disciplinado, que está en la calle, que generalmente participa con actores delincuenciales, que los militares están preparados para otro tipo de guerra, no la guerra no convencional.
Ahora tenemos también la asesoría de los militares colombianos que vienen a decir cómo han derrotado a las FARC, y uno de los argumentos centrales que dicen los colombianos fue una verdadera voluntad de acabar con la razón y el argumento del crimen. Hasta que llegó Uribe no había esa voluntad ni esa vocación en ese país. Cuando hubo un presidente que sí quería terminar con el problema militarmente y otro presidente que era su ministro de Defensa en su época, que llevó a la negociación a conversar con ellos, primero en Noruega y posteriormente en La Habana, hasta alcanzar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que son los maestros del EPP, la solución no fue posible concretarla.
En el Paraguay hay que dejar de simular cuestiones que no tienen nada que ver con la lucha contra la delincuencia. Hasta ahora nuestros militares y policías simulan que trabajan juntos, que tienen un mismo propósito, una misma filosofía, que son dos cuerpos absolutamente laburando en camaradería, cuando todo eso no es verdad y no actúan de esa manera ni sienten realmente el trabajo que debe ir en provecho de la ciudadanía, que paga una cantidad superior al millón de dólares de manera mensual a nuestros uniformados, sean estos policías como de militares. Hay que cambiar la razón y el argumento de la lucha delincuencial en el norte, pero fundamentalmente hay que tener la voluntad de acabar con el problema.
