En el incremento del precio de los combustibles fósiles hay varias explicaciones. Por un lado la variables internacionales -especialmente la que vienen de la zona de los grandes productores de petróleo a nivel mundial, que es Rusia- como también de otras cuestiones que tienen que ver con impuestos que se aplican al combustible en el país y que pueden llegar a alcanzar en algunos tipos de combustibles hasta un 38% del valor que pagamos por litro.
Sí a esto se suma también la que gran cantidad de gasolineras, cinco veces más que la que tiene Chile, un país que tiene cuatro veces un PIB superior a Paraguay y un ingreso per cápita similar, y que siempre lleva a dudar ¿Por qué tantas gasolineras, unas colocadas cerca de la otra? Todo esto también hace que el costo operativo de las mismas sea mayor, y ante cualquier brote de incremento en alguna parte, también lo hacen a nivel local.
Hay otros que culpan al gobierno de Cartes, que ya pensaba en tener gasolineras cuando dejara el gobierno, porque dejó a Petropar sin su capacidad reguladora del mercado, a través de la importación de combustible.
Finalmente, el hecho de que Petropar tuviera algunas gasolineras no le permite ser un regulador del mercado. Y hay otras cuestiones que tienen que ver con la incapacidad del Gobierno para hacer frente a circunstancias de este tipo, que llevan a molestas situaciones para muchos que no tienen nada que ver con esta cuestión directamente pero padecen sus consecuencias.
Ya no hay unidades del transporte para viajes de mediana y larga distancia; también hay serios problemas para el abasto de productos comestibles para los pollos y las cuencas lecheras están con problemas para sacar y colocar sus productos en las góndolas. Todo debido a que no se ha hecho lo que debiera hacerse con prontitud, eficacia y planificación.
