La necesidad de enarbolar las grandes banderas de la sociedad paraguaya debe ser parte de lo que los mandantes exijan a sus políticos. Ya no es suficiente con la adhesión al color partidario, a la tradición, a la polka, a esas cuestiones identitarias que eran determinantes en un tiempo pasado.
Ahora hay que decir a nuestros políticos que enarbolan la necesidad de una gran reforma sanitaria, de un cambio en el modelo educativo, de que nuestra hidroenergía nos libere de esto que es una dependencia atroz de los hidrocarburos, dependientes de los combustibles fósiles.
Todo esto debe cambiar, para eso necesitamos políticos que realmente sintonicen con la gente; todos aquellos que simplemente buscan su reelección o emergen -sabiendo positivamente el elector que no están preparados para el ejercicio de una fusión determinada- deben ser dejados a un lado.
Es el tiempo de la madurez democrática, hemos pasado una generación completa viviendo en democracia y ahora estamos obligados a pedir más, a reclamar una mejor República, una mejor calidad de gestión en democracia; porque de eso dependerá que este sistema político se aquerence entre nosotros.
Los mandantes tienen la palabra en este 2022 y 2023 en las internas y en las generales donde vamos a ver cuánto hemos madurado durante todo este tiempo.
Es la hora de pedir lo que corresponde, y pedir más no es simplemente hacer eso que realmente nos exige y nos demanda la democracia.
