Cristian Nielsen
¿Por qué nunca se pudo explotar el mármol de San Lázaro, Concepción? Este es un episodio poco difundido en la historia de los recursos naturales del país.
Cada vez que repaso este tema no puedo sino hacer un paralelismo con otro absurdo, el del gas natural. Hace años que se sabe hay gas en la zona de Gabino Mendoza, Chaco, y que incluso la usina eléctrica de Bahía Negra se estuvo alimentando de ese combustible provisto por una empresa paraguaya.
Sin embargo, tanto el gas natural como el mármol jamás pudieron convertirse en industrias con perspectivas de abastecer un creciente mercado interno e incluso colocar excedentes exportables. No es necesario hablar sobre la importancia del gas de uso hogareño, comercial e industrial y del que dependemos en su totalidad de la importación.
Del mármol, su papel como material de revestimiento y terminación es altamente relevante.
Sin embargo…
HISTORIA INACABADA – Cuando las primeras versiones de la Exposición Agroindustrial -que a partir de 1974 se llamaría Expopar- se realizaban en los terrenos del Jardín Botánico, un entusiasta de la industria del mármol, el ingeniero José Zacur, predicaba la necesidad de que los yacimientos de caliza de San Lázaro, en Concepción, fueran preservados para su explotación como mármol.
Trabajaba en esos días en La Tribuna y Zacur me invitó a observar su escueto taller de laminado de mármol ubicado en Itá Enramada. Las máquinas cortaban la caliza en planchas de diversos espesores a las que luego sometía a procesos de pulido y acabado que hacían resaltar las vetas naturales de la piedra y permitían su aprovechamiento con un alto nivel de estética.
Zacur era un entusiasta del ramo. Había adquirido experiencia en las vastas zonas mineras de la precordillera andina de San Luis, en Argentina, hasta que hizo el intento de arrancar con un polo minero en la zona de Valle Mí.
En aquella exposición industrial del Botánico -creo que fue en 1972- expuso muestras de mármol con diseños naturales a los que había bautizado con nombres como ñandutí, panambí, etc., siguiendo los arbitrarios dibujos de la piedra. Con cada extracción iban surgiendo nuevas figuras producto de las caprichosas fuerzas tectónicas que produjeron los vastos yacimientos calcáreos de San Lázaro.
“Lástima que todo esto esté en peligro” se quejaba Zacur.
¿CEMENTO O MARMOL? – Un yacimiento de piedra caliza puede tener varios usos. Uno de ellos, como estamos viendo, la producción de mármol, un material que puede alcanzar un valor considerable aún ante la generalización de productos sintéticos capaces de reproducir hasta el infinito los diseños de la piedra natural.
Pero también puede emplearse como fuente de materia prima para la producción de cemento portland además de su uso directo en la construcción de viviendas, rutas y, finalmente, como insumo agrícola para balancear la acidez de los suelos.
Ambos destinos no pueden ser simultáneos. O material de construcción o mármol para revestimientos. La razón de esta incompatibilidad es la naturaleza de los depósitos calcáreos que se extienden a través de las formaciones que se conocen bajo los nombres de Camba Jhopo, Valle Mí y San Lázaro, en el departamento de Concepción. En 1984, un estudio del geólogo Angel M. Spinzi determinó que en esa franja había reservas de mas de 90 millones de toneladas de carbonato de calcio y silicato de aluminio, dos insumos básicos para la elaboración del cemento portland.
DINAMITA MARMOLICIDA – Para extraer la calcita en bloques con destino a la elaboración de mármol se emplean sierras o cuerdas de acero con las cuales se cortan secciones que luego serán delicadamente procesadas en láminas de distinto espesor, según el uso que se le quiera dar en la cada vez más variada y compleja industria de la construcción.
En cambio, para emplear la calcita como insumo para el cemento portland basta con perforar huecos en la formación, insertar cartuchos de dinamita y volar todo. La roca queda reducida a pequeños cantos rodados de fácil proceso en los molinos de clinker rumbo a su destino de cemento para la construcción.
El efecto colateral es inevitable. Como la calcita se ordena por capas, las explosiones van despegándolas unas de otras, imposibilitando su uso como mármol ya que los yacimientos van fracturándose y las vetas se desnaturalizan.
LA BELLEZA DEBERA ESPERAR – La historia del mármol paraguayo quedó relegada por razones de estricta economía, según deduzco. El mercado de esta piedra decorativa tiene un nicho limitado y sus costes de producción no han de ser despreciables.
En cambio, la industria del cemento portland y de la cal agrícola -los productos estrella de la cementera estatal- tiene enfrente una demanda capaz de absorber todo lo que la industria nacional pueda producir. Y esto es música para cualquier empresario, estatal o privado, puesto a la tarea de abastecer el mercado.
Dicen que las reservas de Valle Mí-San Lazaro-Camba Jhopo alcanzan para más de mil años de explotación industrial, un dominante económico difícil de superar.
La belleza, mientras tanto, deberá esperar mejores días, belleza que tiene en el tiempo su peor enemigo.