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El ser mayor y sus problemas

Toda enfermedad o problema de salud es un problema, más se vuelve serio cuando la indisposición se suma a una condición etaria en que la mayoría de las actividades diarias son difíciles de llevar a cabo cómo tareas normales que exigen el uso de la mente para lograr llegar bien al objetivo buscado.

Un mal difícil de manejar una vez en el cuerpo es la demencia senil que es un término general que describe una amplia gama de síntomas asociados con el deterioro de la memoria y otras habilidades del pensamiento, que llegan a reducir la capacidad de una persona de realizar sus actividades diarias.

El ser vivo por naturaleza envejece y así cómo gana conocimiento y experiencias. También pierde habilidades y lo que en su juventud se destacaban. Más así y todo estas personas siguen vivas y merecen un trato humano y cómodo para honrar sus vidas, Desde veredas uniformes para que puedan movilizarse sin inconvenientes hasta baños lo suficientemente cómodos para hacer sus necesidades.

La demencia senil se manifiesta en tres esferas: temporal, espacial y de personas. Y aunque sea un problema que no se vea con facilidad, sigue acompañando a nuestros abuelos, tíos o padres que no solo por ser familia deben tener respeto, consideración e integración en las actividades normales. Toda persona que experimente este inconveniente debe ser tenida en cuenta no solo para ser auxiliada sino para ayudar con la recuperación de uno de los órganos más fuertes y menos conocidos de nuestro cuerpo, el cerebro.

Una herramienta de donde creemos que solo salen ideas más su compleja estructura y funcionamiento controla y hace andar bien a todo el cuerpo, desde las extremidades hasta los sentidos que lo alimentan de información para  poder luego inferir en algo, alguien o situación que  demande nuestra mediación.

Según datos reunidos en relación a la probable edad en el que esta situación se hace presente en nosotros, normalmente serían los 65 años en el que este inconveniente es  una realidad en nuestra mente. Una que es difícil de aceptar y lidiar con la misma cómo el tener una enfermedad terminal que en silencio va terminando la vida.

Todo ser humano desde ser concebido hasta su muerte es sujeto de atención, cuidado y apoyo por la sociedad, cualquiera sea su condición física o mental. En el planeta nadie es igual a otra persona así cómo no existe la perfección en nada o nadie aunque se vea atractiva/o o perciba inteligente. No hay que encuadrarse en el querer parecerse a algo o alguien porque no vale la pena trabajar tanto por una imagen que en el tiempo va a cambiar por naturaleza .

Más aunque sean diferentes siguen siendo seres vivos con deberes y derechos. Deberes que solo pueden cumplir si cuentan con la compañía de una sociedad consciente, empática y que no agrande los problemas que presente un integrante de la comunidad humana.

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