La única razón para explicar esta circunstancia es que hay un poderoso lobby del sector petrolero y también -por qué no- de los constructores de autos, que se oponen a transformar el modelo de transportación masiva en este país.
Se había prometido un tren de alta velocidad entre Los Ángeles y Nueva York, que en un viaje en avión puede suponer fácilmente seis horas, no ha avanzado mucho, las razones las expusimos, pero ciertamente, un país de más de 400 millones de habitantes debe buscar una fórmula que haga que el medio ambiente -en cierta forma- agradezca, y los muchos que tienen que pasarse horas en un volante conduciendo distancias desde su casa a los lugares de empleo.
Es demasiado simple y experiencias exitosas.