La justicia paraguaya sigue ganando pergaminos, pero de desconfianzas, de dudas, y fundamentalmente, de altas sospechas de corrupción.
La noticia ha sido que dos Ministros de Corte han sido llevados a los tribunales por prevaricato. Algunos creyeron muy improbable que tanto Núñez como Blanco tuvieron algún tipo de condena como la que solicitaba la Fiscalía para estos casos. Finalmente, la expresión aquella de “entre bueyes no hay cornadas” terminó triunfando en estas circunstancias.
Si miramos en otras cuestiones como la del Banco Nacional de Fomento y el movimiento que tuvo el “Hermano del alma” de Cartes, Darío Messer, -el lavador de los lavadores de activos del Brasil- en este banco estatal y que ha sido sancionado por el Banco Central por no haber hecho los controles que debiera este Banco de Fomento en dichas transacciones, ahora al tribunal de cuentas exime de todo tipo de responsabilidad al Banco.
Ya en eso tendría que haber sido responsable la cúpula de dicho Banco y ser sancionado en consecuencia, pero no. El extitular del Banco Nacional de Fomento fue premiado con el cargo de Ministro de Planificación, y ahora Ministro de la Vivienda. Eso nos lleva a la idea de que no hay ninguna intención de llegar a la verdad en casos de este tipo y de otros similares, en donde los personajes envueltos forman parte de lo que se llama la “rosca administrativa del país” que tira la justicia como su brazo operativo. Nadie le teme a la justicia del Paraguay y los jueces están muy contentos con esa condición.
