sábado, noviembre 23, 2024
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Parque Soñado

Cuando esta nota se publique, ya tendrá media sanción de la Cámara de Senadores la ley de Área Silvestre Protegida, que impide -a perpetuidad- realizar cualquier tipo de intervención en las 125 hectáreas del Parque Guasu Metropolitano.

Atrás quedarán 9 años de intentos de cercenamiento y reducción de este espacio verde, intervenciones inmobiliarias de los más diversos tipos; en fin, una serie de iniciativas como tantas se repiten en el Paraguay, donde la víctima es el espacio público y quien la sufre es la ciudadanía postergada en sus derechos al ocio y la recreación.

La historia por lo general no recuerda el nombre de los depredadores, ni sus funciones o cargos, sobre todo en un país donde la impunidad es moneda corriente, lo público un bien con escasa importancia y una larga tradición de cosas mal hechas a vista y paciencia del pueblo que, resignado, ha terminado por creer que lo público es “lo mal hecho”.

Haga usted por favor este ejercicio: en cualquier lugar que se encuentre de nuestra ciudad, deténgase por un momento y mire a su alrededor. Va a encontrar, como pasa en todas partes del mundo, bienes públicos y privados. Mire la condición, el estado de conservación, mantenimiento, posibilidades de uso seguro y confortable. El resultado sale fácil. Lo privado en Paraguay le gana por goleada a lo público, y hasta puede hacerlo con dos jugadores menos y sin hinchada propia.

Este periodista no tiene nada en contra de lo privado y su buen estado. Al contrario, demuestra la preocupación de un sector de la sociedad por hacer las cosas bien, cuidar su negocio, y si es posible, multiplicarlo para crecer y ofrecer más servicios a sus clientes.

Es un asunto curioso y muy particular. Los privados son mujeres y hombres paraguayos tan capaces o no, como los que ocupan la función pública. Son parte del mismo territorio, con costumbres parecidas, familias más o menos integradas y criterios culturales propios.

El fenómeno de lo público como algo mal hecho, viene de tiempo atrás y se caracteriza también por su propia cultura, al punto que podríamos llegar a decir, antes que usted termine de dar la mirada inicial que le propuse, a todo lo que le rodea en un lugar cualquiera de Asunción Metropolitana, que estamos frente a una situación que no le hace bien al país, ni a su desarrollo ni a los que vivimos en él y trabajamos para lograr un futuro mejor.

¿Un país, dos culturas?
El desarrollo que alcanzan algunas zonas de Asunción es exactamente lo opuesto a otras, con un estado de abandono y desamparo que da pena, aunque la misma pena no alcance a los gobernantes y /o candidatos que, alegremente, pasan por esas barriadas, buscando el apoyo popular desde hace décadas y prometiendo mejoras y soluciones que nunca se alcanzan. La población, harta de promesas y sonrisas postizas de candidatos, aún sigue votando, casi como si fuera un castigo divino, a buena parte de los mismos que vienen repitiendo las consabidas letanías, que aún gastadas y deshilachadas, permite a los mercaderes de ilusiones seguir ocupando un lugar luego de la próxima elección, y además colocando a varios parientes que le proporcionaron una serie de favores en la campaña, a cambio de un empleo con sueldo.

Luego de estos repetidos pases de magia, se ven nítidamente los dos sectores. Los que ejercen el gobierno como celosos custodios de los que, luego del apoyo económico prodigado, no esperan menos que ser compensados en sus emprendimientos, negocios y otros afanes no menos rentables, que aseguran un buen pasar a varias de sus generaciones.

En la vereda de enfrente queda esperando sin hora y con infinita paciencia, el famoso servicio privado/público de transporte y soportando todas las desventuras habidas y por haber, sobre todo cuando se depende de la educación y la salud pública. La primera llega a los tropezones y con un nivel de precariedad que asusta por sus resultados y la cantidad de analfabetos funcionales que quedan por el camino. La segunda, la salud, se despierta de amanecida, para engrosar largas colas de turnos interminables, con consultas breves y terapias irregulares que terminan en cifras catastróficas, tal como lo atestigua la pandemia que puso en blanco y negro, quiénes se curan y quiénes se mueren en Paraguay.

En resumen, son muy pocos los espacios públicos de calidad donde la ciudadanía comparte su suerte o desventuras. No vale la pena entrar en la lista de calles, veredas, iluminación, plazas, parques y otros servicios naturalmente públicos, donde unas cuantas gotas de lluvia o un poco de viento, ponen al desnudo su precaria fragilidad.

Parque modelo
He aquí una buena oportunidad para dejar atrás tanta precariedad y reconocer que hay lugares donde aún puede convivir civilizadamente la heterogénea sociedad que quiere disfrutar de un espacio verde público. No hay que inventar nada. El Parque Guasu Metropolitano se creó hace 9 años, solo hay que reconocerlo por ley e iniciar sus mejoras. Es preciso dotarlo de un presupuesto propio y no puede continuar como hasta el presente, viviendo de la caridad pública en condición de mendigo permanente, para afrontar las más elementales tareas de cuidado y mantenimiento.

Hay 30.000 voluntades ciudadanas que hablaron de su conservación. Son también 30.000 razones para reconocer que hay futuro, que podemos ser un país con mayor justicia social y equidad. Lo único necesario es saber mirar y reconocer que, en estos tiempos de pandemia y cambio climático, estos asuntos no son cuestiones accesorias para el desarrollo de un país, sino fundamentales para su salud y su calidad de vida.

Este proceso ciudadano se dio con la participación voluntaria, sin padrinazgos políticos partidarios, sin apoyo económico nacional o internacional y sin distinciones en nuestra asociación por cuestiones religiosas, partidarias, nacionalidades o de clase social.  No es una receta, solo un ensayo social, apenas un camino que puede ser el inicio de un largo tránsito de caminos ciudadanos, libres, sin compromisos electorales ni bendiciones de los dueños del poder, hoy los dueños de la vida y de la muerte, a juzgar por la realidad que castiga nuestras preocupadas conciencias.

No cabe duda que la Cámara de Diputados sabrá leer este sentimiento ciudadano para su tratamiento y aprobación a la mayor brevedad, a fin de consagrar como Área Silvestre Protegida, este parque, que luego de 9 años, nunca debió ser víctima de amenazas o maltratos, sino espacio de aire, juego, deportes, recreación para todas las edades y sano esparcimiento ciudadano, en un claro ejercicio del derecho y no del ruego temeroso, ante las amenazas constantes.

La urgencia de la hora es ponerle a buen resguardo al Parque Guazú Metropolitano. El deber de estos tiempos es reconocernos como parte de una comunidad social organizada, que pretende avanzar en forma civilizada y democrática en la creación y multiplicación de bienes comunes, para que todos y todas se sientan parte ineludible y respetada en la tierra que les vio nacer.

Arturo Enzo Bregaglio
Arturo Enzo Bregaglio
Abogado. Periodista y Lic. Ciencias de la Comunicación. Fundador y director de Radio Sur (Córdoba) y Radio Trinidad/ViVa (Asunción). Vicepresidente por América Latina y Caribe de AMARC (Asociación Mundial de Radios). Numerosos cursos de Comunicación Política y Derecho a la Comunicación en América Latina, Canadá y Europa. Consultor de la organización para la Migración Paraguaya. Gestión de las campañas en Estados Unidos, Brasil, España, Francia, Italia, Suiza y Argentina, para el logro del voto de los paraguayos en el exterior.

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