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Jugando con fuego

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La narcopolítica se apropia de espacios abandonados por el Estado.

Todos nos preguntamos por qué razón el autodenominado EPP no puede ser no sólo erradicado de la escena nacional sino siquiera controlado. La banda opera, golpea, secuestra, asesina y extorsiona cuándo, cómo y dónde le conviene. Sería ingenuo creer que sólo se debe a la ineficiencia de la Fuerza de Tareas Conjunta. La explicación de este fenómeno puede buscarse en ejemplos cercanos, a falta de los locales que aún siguen en la sombra. Veamos.

Días atrás, en Rosario, Argentina, una manifestación de mas de 800 personas se agolpó frente a la comisaría en donde se mantenía detenido a un capo mafioso local. La gente clamaba por la liberación del sospechado de dirigir una vasta red de narcomenudeo. ¿Argumentos? El hombre sostiene varios comedores populares, reparte útiles ecolares a miles de niños, financia clubes de barrio y lo principal, brinda trabajo a adolescentes que integran su red de dealers. En los barrios del “benefactor” no hay violencia porque los ajustes de cuenta se ejecutan en otros barrios y en consecuencia, los niños pueden jugar en las calles y los padres dormir tranquilos. Y si faltan medicamentos en hospitales y centros de salud, el bondadoso padrino los suministra sin medida. Así, en un proceso lento pero implacable, las organizaciones delictivas van reemplazando a la policía, la escuela, el hospital y hasta la municipalidad. Es un verdadero estado dentro del Estado. Padres desesperados, que no alcanzan siquiera a abastecer la mesa hogareña, con hijos enfermos, sin ecuela y sin trabajo, encuentran contención y horizonte para abrirse paso en la vida y encontrar la oportunidad que el mundo les ha estado negando. Ante el desempleo y el fantasma del hambre, ¿Cuántos de estos desplazados toman en consideración si lo que se les está ofreciendo es un salvavidas de plomo?

Pero la política sigue emperrada en su carrera hacia la captura y conservación del poder al costo que sea, pasando por encima de quien se oponga e ignorando la tormenta social que se forma a su alrededor. Esta ceguera de la dirigencia política se explica de dos maneras: o es cómplice de este proceso de narcopolitización institucional o simplemente incapaz de entender la magnitud de un proceso que está devorando a la República.

No hay lugar para medias tintas ni para actitudes contemplativas. Se es parte de la solución o del problema.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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