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El ingeniero anónimo

Eran los primeros días de agosto y me encontraba trabajando en un canal de televisión en México. Esa semana organicé junto a mi equipo una rueda de prensa en el famoso Autódromo Hermanos Rodríguez. Estábamos promoviendo una serie en homenaje a estos dos, por lo tanto decidimos hacer ahí el evento de lanzamiento, contemplando que muchas de las escenas fueron grabadas en ese sitio.

En un momento de la presentación uno de los productores mencionó que entre los invitados se encontraba Óscar Enrique Fernández Gómez Daza, el Ingeniero Civil que diseñó la pista de uno de los autódromos más conocidos a nivel mundial. Óscar, tímidamente se paró y saludó a todos. Al terminar la rueda de prensa, entre camarógrafos, artistas, productores y empresarios, el Ingeniero a quien tenía inmensas ganas de conocer, se perdió entre la multitud. Rato después, cuando los invitados se encontraban disfrutando del cocktail, logré visualizarlo entre el caos que supone un evento como ese.

Óscar estaba sólo, parado junto a una de sus joyas, un coche del ‘52. Con su pelo cano perfectamente laminado y muy perfumado, ignorado por los flashes de las cámaras que perseguían actores y periodistas buscando la nota rosa. Se veía aturdido por el ruido de la música y el balbuceo de las conversaciones de los asistentes. Le digo al fotógrafo del evento «Quiero una foto con Él». Nos acercamos y me dice «¿Quieres una foto con el coche?» pero yo le contesto «yo quiero una foto contigo, no con el coche». Accedió regalándome una sonrisa. Aproveché el momento para conversar con Él.

Me contó que estudió Ingeniería en la UNAM y su proyecto de tesis de grado en el ‘55 fue el diseño del autódromo. La primera pista tipo «Grand Prix» en América Latina. Cómo no había referencias ni internet, Óscar voló a Indianápolis para realizar su investigación, inspirándose en el autódromo AVUS de Berlín y la pista de carreras Roosevelt. Al regresar de Estados Unidos y como sus maestros no lo podían evaluar por que no tenían experiencia en diseños de pistas, invitaron a quien en ese entonces era el Director de la Secretaría de Obras Públicas. Óscar se recibió con honores y su proyecto gustó tanto que tiempo después, el gobierno de la Ciudad de México usó su tesis para diseñar el primer autódromo de América Latina.

Como la construcción de la pista fue financiada por el estado no le dieron crédito alguno, inclusive como broma de mal gusto, el Ingeniero me comentó que cuando fue la inauguración tuvo que pagar su boleto para ser testigo de la obra final. Conocí a Óscar en 2016 y hace un par de semanas volví a pisar el sitio donde tuvo lugar aquel encuentro. Mencionar su historia, es reconocer el gran aporte de este Ingeniero anónimo que sin duda dejó una huella y un legado en su país.

Jessica Fernández Bogado
Jessica Fernández Bogado
De un país pequeñito llamado Paraguay, viviendo en un país enorme llamado México. Hablo mucho y escribo más. TW & IG: @Jessiquilla

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