Contaminamos muchas veces sin saber cómo ni dónde pero la relación entre fenómenos contaminantes y aspectos desconocidos de la vida cotidiana son sorprendentes.
La palabra contaminación en el mundo real es entendida y reconocida etimológicamente que viene del latín contaminatio, contaminationis (corrupción o suciedad que algo adquiere por contacto con otra cosa, también a veces mezcla de cosas que por fusión dan lugar a otra), nombre de acción del verbo contaminare (corromper, ensuciar, alterar la pureza de algo por toque o contacto).
Así cómo en el mundo real que contaminamos de diferentes e ingenuas manera cómo utilizando desodorantes en aerosol, bebiendo agua en botella de plástico. arrojando un chicle al suelo, asearnos sin cerrar el grifo, consumiendo alimentos con aceite de palma, dejando las colillas de cigarrillos en la playa, echando las toallitas desechables al váte o soltando un globo de helio al aire.
También se ha descubierto que al estar conectado a la red internacional contaminamos el mundo cómo lo hace un vehículo viajando 1000 km, siendo la suma de 14352 gramos de CO2 lo que emite un vehículo en 100 km recorridos. Lo que significa la acumulación de archivos inútiles almacenados en la nube que supone 600 toneladas de C0₂ y eliminarlos o recuperarlos tendría un impacto equivalente al de plantar 10.000 árboles.
Uno al estar frente a su pantalla comunicándose, trabajando, aprendiendo o enseñando cree que no hay problemas al descargar archivos adjuntos o aplicaciones u otro tipo de archivos que servirán para ocupar espacio en el disco duro real o en el virtual. Sin embargo, aunque no se vean o sientan los efectos de la contaminación en realidad también.
Curiosa relación
Con la acumulación de esta basura virtual también damos un aporte para tener un mundo más sucio, corrompido y menos puro, esto se da desde todas las latitudes de un planeta que en su afán de globalizar también globaliza su capacidad de contaminar la casa común: el plante que nos muestra todos los días los resultados de no canalizar bien nuestros desechos, y la naturaleza nos deja cómo basura al enseñarnos su poder e incomodidad con tormentas, huracanes u otros accidentes naturales. En la red esa otra contaminación nos lleva a buscar fortalecer la seguridad cibernética.
Nos adelanta serios accidentes que al no estar preparados solo nos queda padecer los problemas que podrían haber sido controlados con una mayor conciencia evitando seguir los malos hábitos en la vida cotidiana y en el manejo de la información en redes.
Hay cosas sorprendentes de la relación entre lo tecnológico y lo ambiental. “El uso global de internet podría implicar 2,6 billones de litros de agua al año (considerando el valor medio). Esto se debe al agua utilizada para producir la electricidad que hace funcionar los centros de datos y las redes de transmisión”, informa Obringer. Al mismo tiempo de reducir y eliminar archivos innecesarios implica disminuir el tiempo de uso de estar usando energía eléctrica para navegar en la red. Una que debe cumplir su razón para comunicar. trabajar, enseñar, aprender o entretenerse y a su vez entender el porqué y para que se ejecutan acciones virtuales que tienen efectos reales. Que demanda por eso ganar consciencia sobre lo que hacemos también en la red para así tener espacios reales y virtuales o reales más limpios y ordenados.