El tremendo daño que hacen fiscales y jueces cuando no se atañen a lo que mandan las normas, a lo que pide la justicia, es tan grande que se instaló en el Paraguay una concepción muy clara entre cada uno de los pobladores de nuestro país que dice que en realidad no existe justicia en el Paraguay porque no hay voluntad de parte de sus actores de llevarlos adelante.
Este es un problema que viene desde hace bastante tiempo con instituciones como el Jurado de Enjuiciamiento y el propio Consejo de la Magistratura, que estaban ocupados por políticos que finalmente nombraban o castigaban a aquellos que no hacían lo que ellos querían. Se trató de limpiar esto con algunas salidas bochornosas de parte de algunos de estos articuladores, pero no ha cambiado nada, porque permanece mentalmente en la cultura de nuestros jueces y nuestros fiscales el temor a ser sacados por los políticos cuando les toque una acción que realmente lesione sus intereses.
Eso también se ve en la cuestión del Juicio Político a la Fiscala General del Estado, en donde muchos legisladores se encuentran con problemas judiciales, y en donde la propia Fiscalía utiliza el mecanismo del chantaje y la extorsión para evitar que estos sean sancionados como debieran.
Estamos presos de una situación extorsiva, en donde la única gran perjudicada es la justicia.