Las expectativas de los cambios a nivel político latinoamericano se centran ahora en la figura de Gabriel Boric, nuevo presidente asumido de Chile, uno de los países más desiguales de América Latina junto con Brasil y Argentina, en donde una sociedad harta de los privilegios, decidió salir a las calles y forzó a grandes transformaciones -entre ellas la redacción de una nueva constitución en curso-.
También han aumentado los niveles de conciencia de la gente y han terminado por elegir la opción de joven dirigente de izquierda que ya había sido el líder de manifestaciones estudiantiles con anterioridad, y que alcanzó el Congreso.
Gabriel Boric es ahora la figura que será mirada con mucha atención para ver de qué manera los exitosos macroeconómicos de Chile se compadecen con los niveles de igualdad social que hace bastante tiempo reclaman.
Hay problemas también en la zona sur en la que habitan los mapuches dónde se están viendo soluciones de más largo aliento.
Lo más interesante de todo este proceso ha sido que Chile ha vuelto a sus raíces, de ahí que la invitación que hizo la esposa del Jefe de Estado recientemente asumido a las primeras damas fue visitar un museo de la Educación, haciendo referencia de que gran parte de la evolución positiva de Chile -incluso en sus manifestaciones sociales- deviene del nivel educativo que alcanzaron con un revolucionario venezolano llamado Andrés Bello, quien vivió en esas tierras y quién hizo esa gran revolución.
Chile ahora es la mirada de aquellos que ven también la transformación de la política en manos de gente joven.
