Hace más de dos años iniciamos el periodo de cuarentena más largo que hayamos recordado como generación; la última fue en 1918 y se apareció de nuevo en 1920, generando a su paso más de 18.500 muertos, un país endeudado, US$ 1600 millones -que es la misma cantidad de recursos que roba el Estado en su malgasto público anual- y también no hemos visto para nada ninguna reforma del Estado. Éste funcionó con 100 mil personas, 200 mil mostraron que no son necesarios y que tendrían que tener otra actividad y otro tipo de forma de ocupación.
Todo esto nos lleva a ver que teníamos que haber reformado el Estado. Amagaron en tanto el Vicepresidente Velázquez, como el hermano del presidente Abdo, Benigno López, Ministro de Hacienda, a hacerlo pero todo terminó simplemente eso, aparentar algo que no se hizo.
Ahora saliendo del Covid-19 de diecinueve, estamos más pobres, menos educados y con una sensación de que el único ganador de todo esto ha sido un Estado ladrón e incapaz de reformarse a sí mismo.