En materia económica hay preocupación, con razón, sobre el nivel de inflación a que el país está llegando en este momento. Este es el peor de los impuestos que se aplica sobre todo a las personas cuyo valor de su dinero ha caído dramáticamente y no encuentra ninguna forma para enfrentar las contingencias que eso supone.
El crecimiento paraguayo que estaba previsto en el 4%, ahora afirman que tendrá un decrecimiento negativo del 1,5% hacia el final de este año 2022 y no vemos ninguna acción concreta de parte de nuestras autoridades para tomar este problema con la gravedad que se requiere.
Tampoco ha mermado el nivel de corrupción en el gasto público nacional, tampoco la cantidad de empleados públicos que no trabajan en las tareas que debieran y que son parte de la gran clientela estructurada desde hace años para sostener un partido político en el poder.
Es la hora de cambiar la ecuación, el Paraguay no puede continuar entre el narcotráfico, la inflación y la cantidad de elementos que van nutriéndose del cuerpo social que paga impuestos y que cada vez ve menos retorno de ello en cada aspecto de su vida.