Los allanamientos de los últimos días siguen dejándonos la percepción de que no se está tocando el elemento central de todo el problema, el sistema que sostiene a los que han sido detenidos y que realmente resume todo el problema nacional.
Cuando vemos que un cargamento de marihuana en María Auxiliadora estaba siendo llevado adelante por un expolicía, un juez, un ujier y alguna que otra figura política, nos damos cuenta del nivel de infriccionamiento del delito transnacional en toda la estructura administrativa del Estado Paraguayo.
Y cuando observamos, incluso entre ellos hay pastores que se dedicaban a la tarea de limpiar el dinero a través de estas actividades religiosas, ya nos damos cuenta del nivel de corrupción en el que el país ha caído en los últimos años, debido también a la gran tolerancia social ha hecho que la gente considerara que tener un familiar, un amigo o un vecino de esa característica, le llenaba de orgullo y no de desprecio.
Hay muchos que incluso alaban a los que están metidos en este tipo de negocios, afirmando que construyen casas que dan empleo a albañiles e instalan empresas, con lo cual genera también empleo.
Estas cuestiones de la moral relativa paraguaya han significado consolidar los niveles de delincuencia que después resultan ser hipócritamente, razones de susto para una gran parte de la población.
Tenemos que cambiar estos paradigmas si queremos realmente cambiar el país, para eso hay que desmontar el sistema que hasta ahora, con estas detenciones y allanamientos, sigue bastante consolidado.
