La presentación del libelo acusatorio contra Sandra Quiñones, donde se resume todo lo mal que ha venido haciendo en cuatro años de gestión, es simplemente una prueba en papel de lo que se ha percibido en algo todavía mucho más delicado que todo eso, la percepción de que no tenemos justicia y la que tenemos está alquilada y sometida al capricho y a la voluntad de unos pocos que han terminado por secuestrar al Ministerio Público de lo que es realmente su territorio natural, que es el ámbito de la defensa de los intereses de la gente.
Cuando vemos la rapidez con que actúa la fiscalía en el caso del director del Mercado 4, donde se detiene al presunto agresor -que parece que resultó ser el primer agredido- nos damos cuenta de que la Fiscalía se mueve al compás de los intereses partidarios o de movimiento de un partido político como el Colorado.
Es el tiempo también de reflexionar sobre el verdadero sentido del Ministerio Público y el daño que hizo Sandra Quiñones a la democracia en su conjunto. No queda mirar más que el futuro ya que el pasado nos devuelve la imagen de una institución sometida y para nada autónoma y menos que sea realmente mandataria de los intereses de la ciudad y en su conjunto.