Los principales referentes de la oposición han realizado las primeras reuniones buscando sellar una gran alianza para las elecciones presidenciales del 2023. Hemos visto que la diputada Kattya González se reunió con el senador Fernando Lugo, principal figura del Frente Guasu.
Mientras tanto, el senador Enrique Salyn Buzarquis, está tratando de llegar al polémico ex senador Paraguayo Cubas, uno de los principales detractores del Partido Colorado. Se está buscando la forma de llegar a un consenso de la oposición para hacer frente a la ANR, partido de gobierno y primera fuerza política del país por la cantidad de afiliados.
Tal vez se pueda concretar ese acuerdo, pero la oposición no tiene figuras nuevas y fuertes, está Efraín Alegre, quien en las internas liberales se enfrentaría con el gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas. Aparte de estas dos personas, no hay nada.
La unidad opositora debe contar con programas de gobierno, con planes estratégicos y planes de acción. Y los acuerdos programáticos deben ser cumplidos. Ya hemos tenido una mala experiencia con la Alianza patriótica para el Cambio, que llevó a la victoria al ex obispo Fernando Lugo en el 2008. Apenas éste ocupó el sillón presidencial empezaron las disputas partidarias internas. Hubo conspiraciones, amenazas, etc. Este escenario hizo que los políticos, en lugar de gobernar, se centraran en trazar planes para atacar y al mismo tiempo defenderse. Perdieron tiempo y energía en peleas antes que gobernar.
Quienes estudiamos la política como ciencia, sabemos que los acuerdos y los consensos son esenciales en los proyectos políticos. Pero esos acuerdos no solamente deben ser electoralistas, también deben tener un contenido programático, mirando el futuro del Paraguay y de su gente, que mucho ya ha sufrido como consecuencia de la improvisación, las disputas internas y la corrupción de los políticos.
