Los enfrentamientos entre policías y militares son de antigua data en el país; cuando hay un operativo en el Norte comienzan a boicotearse mutuamente, con lo cual el problema de la delincuencia y la criminalidad, los grupos insurgentes quedan en un segundo plano y encuentran un argumento de bastante peso para decir por qué no acaban con el problema. Primero, que no lo quieren hacer, segundo, no lo pueden hacer y tercero, se pelean para no lograr el objetivo. Es casi como una tragedia griega, pero en términos de seguridad del que vemos todos los días cuando se trata de hacerlos trabajar juntos a militares y policías. Algunos afirman que los militares no tienen la capacidad ni el conocimiento de la calle y los policías tienen demasiada calle y demasiada complicidad con los delincuentes.
En conclusión, lo que vemos es cuando un comisario en una actitud en contra de los insurgentes en el norte dice “No les avisamos a la FTC por que ellos podrían haber filtrado la información y haber abortado el proyecto”.
Es la hora de reprogramar por completo el tema de la seguridad y ver hasta dónde pueden trabajar juntos militares y policías. Nos cuestan demasiado las peleas entre ellos y los pobres resultados.