En los supermercados locales venden bolsas de plástico a pesar de existir una ley que prohíbe su uso. Sin embargo, según datos de la asociación “Plastics Europe”, en 2019 la producción de plásticos en el mundo alcanzó los 368 millones de toneladas, nueve toneladas más que en el año anterior. Es un volumen que aumenta sin conciencia de los daños que producen a nuestro ecosistema. Hay una búsqueda de ver como eliminar este producto químico mortal para algunas especies de seres vivos. Un estudio indica que los insectos ya se encuentran evolucionando para comer nuestra basura de plástico.
Interesantes hallazgos
La investigación escaneó más de 200 millones de genes encontrados en muestras de ADN tomadas del medio ambiente y encontró 30.000 enzimas diferentes que podrían degradar 10 tipos diferentes de plástico. Lo que no necesariamente significa que está permitido el continuar desechando nuestra basura por donde queramos sino continuar con las medidas de higiene y orden por el bien del mundo que ya estamos logrando cambiar sus hábitos climáticos y ahora de alimentación.
El plástico en el ambiente se va fragmentando en trocitos cada vez más diminutos que atraen y acumulan sustancias tóxicas. La presencia de toxinas en la vida animal, flora y reservas naturales que acaban siendo consumidas por el ser humano, es más que evidente. Aunque existan microbios que comen lo que el ser humano finalmente digiere que puede derivar en afecciones cancerígenas, afecciones cardiovasculares. enfermedades relacionadas con el sistema nervioso o reproductivo, así como enfermedades inmunosupresoras, entre otros.
Reciclado en acción
Lo que por eso es urgente tener conciencia del reciclaje no tanto por nuestro ecosistema sino por nosotros mismos, ensuciar la calle debe dejar de ser una costumbre y aunque estudios aseguran que insectos ya empiecen a tragar nuestra basura por ser lo único que ahora les queda por comer, cómo seres humanos no nos gustaría evolucionar para comernos una botella a la parrilla o sopa de platos de plástico.
Lo que ya es sabido es que millones de toneladas de plástico se vierten al medio ambiente cada año, y la contaminación ahora invade el planeta, desde la cima del Monte Everest hasta los océanos más profundos se ha encontrado esta gama de materiales sintéticos o semisintéticos que sin darnos cuenta también forman parte de nuestra dieta que con el tiempo, hambre y necesidad ya no diferenciamos el plástico de la comida natural y por esto quizá hasta nuestro organismo haya evolucionado cómo los insectos comilones de plástico.
El uso de enzimas para descomponer rápidamente los plásticos en sus componentes básicos permitiría fabricar nuevos productos a partir de los antiguos, lo que es así una nueva estrategia para nuestro bien así cómo es la práctica del reciclaje o el volver a utilizar o volver a usar cómo dice el origen de la palabra que está en griego y es kyklos que significa círculo o volver a utilizar algo que por no tener buena apariencia, olor o sabor ya es desechado que a su vez cumple su ciclo de reciclaje por volver a comer nuestra propia basura que ahora ya forma parte de la gastronomía de bichos evolucionados.