El censo es un documento importante en cualquier país que haga de la política una tarea seria, desde allí se planifica, se ordena, se organiza un país, y se dice de dónde y cómo hay que invertir los recursos.
Hemos estado casi una década sin censo debido al fracaso durante el periodo del Gobierno de Lugo. Ahora pareciera que no importara mucho eso, o cada uno está buscando su interés dentro del mismo censo, que tiene un costo programado de US$ 42 millones, muy superior a los US$ 12 millones que estaban previstos ser gastados hace 10 años, y que se gastaron una importante cantidad del mismo.
Lo que decimos es “¿Porqué se cuadruplicó el costo del censo?” y esto lleva a algún tipo de explicación de parte de la gente. El próximo año será un año electoral y hay muchos cargos por repartir entre los censistas; y esto lleva también al hecho de que no vean la cuestión central, que es la necesidad de que tengamos los paraguayos un censo que nos diga exactamente cuántos somos, dónde estamos y cómo estamos.
Todo eso lleva a políticas públicas de vivienda, de apoyo a sectores carenciados, a trabajos efectivos en el área de la educación y de la salud, por citar simplemente algunas cuestiones derivadas de esa información. No podemos estar sin censo el próximo año pero debemos hacer que ese dato sea conseguido con recursos apropiados, no inflados, no politizados, no buscando electoralismo a través del mismo.
El Paraguay necesita saber de qué está hecho, dónde estamos y cuántos somos para hacer políticas públicas eficaces.