Cuando uno observa en el Paraguay la cantidad de hechos criminales que se suceden en varias de nuestras ciudades, evidentemente se tiende a asociar el hecho de la inseguridad a la democracia y a sentir una gran nostalgia de los tiempos autoritarios.
La policía, que bajo la época de la dictadura estuvo bajo el mando de los militares, no ha mostrado mucha capacidad después de que la Constitución les diera la posibilidad de que uno de los suyos fuera el comandante de la Policía Nacional.
Al contrario, lo que vemos de manera general es que la encargada de Asuntos Internos, de ver los casos que realmente preocupan en términos de corrupción para cambiarlos, no está haciendo su labor. Menos aún la justicia, que se encuentra muchas veces complicada con los auxiliares de la justicia, que son los policías.
Es el tiempo de buscar que la inseguridad, además de varias razones, tenga el apoyo institucional de aquellos que realmente tendrían que combatirla.