El Paraguay tiene la menor densidad de población en toda América Latina, es decir, tenemos demasiado territorio para una comunidad muy pequeña, 406.752 Km2 para 7 millones de habitantes haría que realmente fuera una gran contradicción hablar del problema de la tierra en nuestro país.
Evidentemente, todos los programas de reforma agraria han venido fracasando de manera cíclica y reiterada. El Partido Colorado con más años en el poder en los últimos 70 tiene como bandera la cuestión de la tierra, sin embargo, se agravó durante todo este tiempo de gobierno.
Se regalaron tierras públicas a personas que no eran tenedores ni recipientes legales de dichas propiedades y terminaron vendiéndolas a precios millonarios para la explotación de la llamada agricultura mecanizada o soja y otros productos.
No hay una voluntad ni una capacidad de hacer que la tierra se convierta en un recurso productivo para el que la habite, el que la use, y en todos estos temas se ha venido repitiendo una y otra vez en forma de retail aquello de que los tenedores de tierra que recibieron del Estado han terminado volviendo a venderlas, haciendo que el ciclo de aquellos que carecen de la misma sea constante y permanente.
Ahora hay un proyecto de Ley de los senadores Zavala y Riera, hijos de ganaderos que buscan defender sus intereses, pero sin entender realmente el objeto central del problema, que es acerca de quiénes son los tenedores de la tierra, qué hacen con ella, como la producen, y aquellos que solo recibieron la misma en donación, en dación, en entrega sin ningún tipo de costo y que especulan con la misma.
Todas estas cuestiones son las que están en el trasfondo de este debate que es contradictorio e incoherente. Un país con demasiada tierra, pero con pocos habitantes, sin embargo, tiene problemas con lo primero.