Apenas suben las temperaturas en nuestro país y este es un país tropical y cálido, comienzan nuestros graves problemas en el suministro de agua y energía eléctrica. La primera, en muchos de los casos también depende que tenga esa energía de poder bombear, producir la cantidad de agua que requiere el país.
Apenas llegan circunstancias como las que tuvimos esta semana y se quedan sin luz, sin energía eléctrica vastos territorios y una gran población de nuestro país. Las explicaciones no son de recibos como que tienen muchos vientos u otros fenómenos meteorológicos; el problema que no se quiere admitir es la precariedad con el que se manejan nuestros sistemas de administración pública en nuestro país.
Nada hacen bien, y cuando tratan de mejorar, lo único que tienen en mente es cuánto cobrarán de comisión por aquello que debe hacerse sin necesidad de que se le paguen coimas a nadie.
Eso pasa con el sistema eléctrico, el de agua, el de cemento, el de cañas, el de telecomunicaciones en línea fija y también en la línea de celular que administra la empresa Copaco.
Varias empresas públicas paraguayas -la mayoría de ellas- no son rentables, y necesitan pasar del estado de precariedad en la que vivimos a una situación en la que podamos entender de que nos merecemos servicios públicos en la dirección exacta de lo que pagamos por dichos servicios cada mes.