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La polémica Carta de Madrid

El comunismo está de regreso a través de uno de sus hijos más perfectos, el socialismo revolucionario, que busca a toda costa imponer su agenda ideológica. La tesis de Lenin sigue siendo de rabiosa actualidad: para llegar al poder, primero hay que destrozar el orden establecido -reventar lo que une a la sociedad- porque es más fácil derrotar a un país roto, dividido y desmoralizado.

Para hacer frente a este riesgo real en América Latina, ha surgido un movimiento liderado por la Fundación Disenso de España. Se trata de una corriente de opinión impulsada por Santiago Abascal, presidente del Partido VOX, a la que se han adherido políticos, intelectuales y empresarios de diversos partidos, principalmente de derechas. Ante la necesidad de defender más que nunca la libertad, los valores históricos de la patria y el Estado de Derecho en la Iberoesfera, se diseñó y escribió la Carta de Madrid, que fue presentada primero en Madrid y la semana pasada en Méjico con enorme escándalo y repercusión mediática.

Los firmantes de la Carta de Madrid parten de una premisa contundente: “Gran parte de la región de América Latina está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano e iniciativas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica. La amenaza no se circunscribe exclusivamente a los países que sufren el yugo totalitario”.

Un punto relevante que está en el fondo de esta iniciativa es el expreso y radical disenso respecto al relato predominante en los medios de comunicación y universidades, espacios donde se suele exaltar la superioridad moral del socialismo frente al capitalismo, hipótesis que la Carta de Madrid rechaza basado en hechos y datos históricos, no en supuestos teóricos. Además, este nuevo movimiento de opinión denuncia el proyecto ideológico y criminal del socialismo revolucionario, que busca desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho. En efecto, el socialismo revolucionario se ha sentido siempre autorizado, desde tiempos de Lenin y del Gulag, para quitarte lo que tienes, aunque sea de tu legítima propiedad; esclavizarte o matarte por razones higiénicas, si el nuevo orden lo requiere; y para imponerte su manera de pensar a como dé lugar.

Si la libertad puede llevar a un cierto caos y a lamentables abusos, la falta de ella siempre es una peor opción. Basta con abrir los ojos de la mente y recordar el pasado: todos los sistemas que han cercenado la libertad humana, incluso por razones morales, han traído consigo, como consecuencia inevitable, los episodios más oscuros, criminales y sangrientos de la historia. Bienvenida toda carta que nos recuerde esto.

Pablo Álamo Hernández
Pablo Álamo Hernández
PhD en Economía y Empresa. Profesor internacional de la Universidad Sergio Arboleda y de la Univeridad de Columbia del Paraguay

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