Algo que estamos acostumbrados a ver y escuchar es el estado decaído de la gente y significa que está débil física o anímicamente. Y más ahora en tiempos de pandemia. Estamos con una profunda querella con la naturaleza. Esto nos lleva a este punto en el que debemos tener el coraje y voluntad de seguir aunque pensemos que sea imposible. La vida siempre continuará y por eso al ser parte de la misma nos toca despertarnos y proseguir así cómo vemos lo hacen nuestras plantas que entre fuego, contaminación y otros abusos, hacen brotar una hoja verde de esperanza.
Hay que aguantar pero ¿cuánto?
Eso nos enseña que el poder de la resiliencia existe no solo en el ser humano sino también en nuestro ecosistema, que ahora es noticia otra vez de un hecho de decaimiento producido por nosotros y que no es lo relacionado a quemazones sino al agua y la sequía de la que también somos responsables. Al sur del país en frontera con la Argentina se encuentra el caudaloso Río Paraná. Que en guaraní etimológicamente significa, parecido al mar que por su dimensión no experimenta el mismo sentimiento de decaimiento que ahora sufre el río por su condición de sequía.
Esa situación logró la cobertura de importantes medios de comunicación internacionales cómo el periódico norteamericano New York Times que en una nota bajo el título “El Paraná se marchita y con él, se seca un pilar económico de Sudamérica”. Describe una vida que dejó de existir en nuestra naturaleza que alguna vez estuvo viva, ruidosa y con colores de peces y agua que era parte del escenario que antes inundaba el espacio que ahora dejó de ser navegado y utilizado para proveer de alimentos para la población que habita cerca del mismo.
Es el segundo río más grande del subcontinente y también perjudica a las empresas al aumentar los costos de la producción de energía y del transporte marítimo.
Graves costos
Conociendo estos efectos es importante ir por las causas que son la deforestación en la Amazonía, junto con los patrones de lluvia alterados por el calentamiento del planeta, contribuyen a la sequía. La naciente del río se encuentra en territorio brasileño.
Para ver y dar un uso fundamental de la red por la vida solo está en buscar y aplicar consejos útiles para nuestra vida y la fuerza que necesitamos para seguir bien. En la red internacional encontramos estas posibles medidas para paliar la sequía:
1. Adecuar los cultivos a especies que necesiten el mínimo de agua y adecuar el sistema de riego. …
2. Parques y jardines públicos y privados con especies que necesiten poca agua. …
3. Utilizar ahorradores de agua en todos los grifos y duchas.
Depende de nosotros el ayudar a acelerar el cambio de humor de nuestra decaída naturaleza, que aun en medio de la inconsciencia y nuestra destructiva forma de ser está buscando la forma de estar feliz. Aunque quebremos el ciclo natural de vida que se vinculan a las selvas amazónicas por el fenómeno natural donde los árboles liberan vapor de agua en un proceso que los científicos llaman “ríos voladores” que con poca selva en las Amazonas hacemos que nos quedemos con un rio seco, inútil y decaído haciendo que decaiga la economía y el espíritu de la población.