La política se desarrolla también en símbolos. Cuando vemos que los colorados sellan su unidad en la Casa de Cartes y no en el local partidario sobre la calle 25 de Mayo, se está proyectando la idea de quién es el que verdaderamente manda en esa agrupación política, a pesar que no sea el presidente de esa nucleación.
Cuando vemos que muchos de los que van hasta la calle España son personas que están siendo investigadas por la Justicia o han sido sancionadas por ella, nos damos cuenta que el otro betta mensaje es: «a nosotros no nos importa lo que diga la justicia, ni las sanciones que podamos recibir, nosotros estamos por encima de ellas».
En la mayoría de los encuentros del propio Cartes, investigado en Brasil por su relación con el doleiro de los doleiros, su hermano del alma Messer, el mensaje todavía es mucho más amplio y va más allá de nuestras fronteras.
Les estamos diciendo a Gafilat, al gobierno norteamericano o a Brasil, que en el Paraguay esas cuestiones son intrascendentes y ni por decoro, ni por moral, entendemos que hasta que se sustancia el proceso, uno no va a estar exhibiéndose impúdicamente con otros socios similares en iguales condiciones judiciales para decir: «aquí mandamos nosotros y no nos importa lo que digan los demás».