Los empleados públicos se reunieron con el vicepresidente Hugo Velázquez y le prometieron un millón de votos cuando sea candidato a presidente de la República. Velázquez es el mismo que al inicio de la pandemia, ante el desencanto de la ciudadanía, decidió junto con Benigno López, el hermano del presidente y ministro de Hacienda, buscar la reforma del Estado que disminuyera los salarios y al mismo tiempo también reformara por completo dicha estructura.
Velázquez, buscando los votos que ahora le han prometido, dijo que todo eso se reducía a una simple carpetita que entregó al presidente de la Cámara de Diputados y presidente de los Colorados, Alliana, y ahí todo se acabó. Ahora los empleados públicos se manifiestan en las calles pidiendo incrementos en el presupuesto del próximo año.
La gran mayoría de los analistas y exministros de Hacienda dicen que no hay plata, que no hay forma de incrementar salarios en el año 2022 con las condiciones económicas en la que se encuentra el país y luego de haber sido ellos los únicos que cobraron íntegramente sus salarios durante un año y medio que llevamos de pandemia.
Los empleados públicos en realidad deberían pedir un reacondicionamiento por completo de lo que significa ser una persona al servicio de la sociedad. Debería establecerse un examen de ingreso bastante riguroso y no corresponderse a cuestiones que tienen que ver con lo partidario o la cercanía con el director, ministro o jefe del momento.
El hecho de que una funcionaria del Congreso estuviera haciendo oficina en la casa de una persona calificada de corrupta, es una muestra del desorden absoluto que reina del baldío llamado funcionariado público paraguayo.
No es el tiempo para pedir incrementos, es el tiempo para pedir orden, reacondicionamiento y también un manual claro, que diga lo que hará y los salarios que recibirá por dicha actividad, pero aumentar por aumentar sencillamente es incrementar el problema.