El cráter educativo paraguayo es demasiado profundo y ya lleva demasiado tiempo, que ahora con el retorno de los niños a las aulas veremos el impacto que tuvo la pandemia en nuestro destartalado sistema educativo.
Observaremos realmente cuánto ha servido la sustitución por las llamadas clases virtuales o a distancia y qué lejos todavía estamos de brindar acceso a gran parte de la población, cuyo ingreso per cápita no supera los US$ 5 mil para estas nuevas tecnologías.
Es indudable también que vamos a ver el nivel de entrega que tengan los maestros en esta última parte de año lectivo 2021 y cuál es la estrategia que se tiene para recuperar las clases que se perdieron, los conocimientos no presentados y, especialmente la motivación por aprender de los niños y por enseñar, de parte de los maestros.
El sistema educativo ha tenido suficiente tiempo para mirarse hacia adentro y saber cuáles son las claves para explicar por qué desde hace tiempo estamos tan rezagados los paraguayos en materia educativa. Es el tiempo también para perfilar aquellas cuestiones de mayor fondo, que venían desde el fracasado sistema de la reforma educativa; qué materias se deberían brindar, la cantidad y la proporción de las mismas.
Igualmente, es necesario saber qué sistema de evaluación deberíamos tener y la cantidad de tiempo que estarán nuestros maestros y alumnos en aula. Todos estos temas tendrían que ser respondidos ahora que volvieron los niños a las clases presenciales.