María M.Mur
Santiago de Chile, 26 ago (EFE).- Con la pandemia en sus horas más bajas y la vida volviendo poco a poco a la «normalidad», ha llegado el momento de despedir como se merecen a los casi 37.000 muertos por covid-19 en Chile que fallecieron aislados y en soledad, con homenajes colectivos en las ondas radiofónicas o en internet.
«Mi madre tuvo todas las enfermedades infecciosas que produce el covid. Luchó contra cada una de ellas. La extraño mucho, me faltó un abrazo, un beso, un te amo, un adiós», cuenta Alejandrina, la hija de Mayte Contreras.
Con apenas 15 días de diferencia murieron los padres de María Leandra, Adriana y Ciro: «Mis viejitos, sin poder despedirme, fallecieron en el hospital de Buin. Mi madre a los 93 años, mi padre 95 años. Aún no puedo asimilar que han partido, duele mucho no poder haberles hecho un funeral como ellos se lo merecían».
«Aunque pasen mil años no me voy a perdonar el no haberte protegido de este maldito bicho», lamenta María Paz junto a una foto de su madre sonriente.
Los tres testimonios forman parte de un memorial en línea lanzado recientemente por el Gobierno chileno -que el pasado 8 de agosto prendió medio millar de velas frente al palacio presidencial y decretó dos días de duelo nacional- con fotos y despedidas de familiares en una web bajo la etiqueta #ChileTeRecuerda.
Las muertes solitarias por la prohibición de visitas impuesta en hospitales y hogares de ancianos son posiblemente la herida más grande de la pandemia, que ya deja más de 1,6 millones de infectados en Chile.
Una herida que afecta también al personal de salud, que ha tenido que repensar sus estrategias para acompañar a pacientes moribundos y comunicar su fallecimiento a sus familiares.
Todo esto ha impedido «elaborar adecuadamente el duelo» y puede desencadenar «graves riesgos a la salud mental», alertó a Efe Germán Morales, profesor clínico asociado de la Universidad Católica.
«QUE LA MUERTE NO SEA INDIFERENTE»
Para su elaboración, «los procesos de duelo requieren de ritos propios, que en general tienden a tener ribetes comunitarios en casi todas las culturas», añadió el experto, quien es uno de los organizadores de un homenaje que las radios chilenas realizarán el próximo 5 de septiembre.
«Las familias están en duelo desde que el paciente fue ingresado. El duelo comienza desde ahí, desde la incertidumbre de no saber en lo que está el otro», dijo por su parte Verónica Vargas, encargada del área de salud mental de la UCI del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Bajo la premisa de que «el dolor no nos sea indiferente», el próximo 5 de septiembre las radios chilenas emitirán durante todo el día mensajes de familiares y amigos de los muertos por covid-19, en un intento por darle un lugar a la muerte y al dolor.
«Nos deshumanizamos al evitar ese dolor. Precisamente lo que buscamos es contactarnos con eso. Aunque nos puede dar pena, al hablar podemos abrazarlo y sostenernos los unos a los otros», explicó Paula Richard, ideóloga del memorial auditivo.
Tras la emisión de los audios, se ha convocado a la ciudadanía a salir a la puerta de casa o a los balcones y prender una vela en honor a las víctimas.
Para Morales, la forma de dar las cifras «ha generado también una gran distancia» porque «tras las cifras hay dolor»: «Hubiera ayudado que las autoridades corporizaran las cifras y dieran algunos ejemplos, que dijesen que hoy murieron 300 personas, entre ellas la señora Lourdes en Talcahuano, que dejó tres hijos».
«No se han ponderado adecuadamente los aspectos emocionales de la pandemia», concluyó Morales, quien asegura que la crisis de salud mental que ha provocado la pandemia durará «años».
Luego de los duros momentos vividos entre abril y junio pasados, cuando la red hospitalaria estuvo al límite y se llegaron a registrar casi 10.000 nuevos contagios diarios, la pandemia está en claro retroceso en Chile gracias principalmente a un exitoso proceso de vacunación mediante el cual casi 13 de los 19 millones de habitantes han completado su pauta.