Los políticos, por lo general, tratan de decir que sus acuerdos son más importantes porque tienen que ver con el partido al que pertenecen y sus deseos de continuar en el poder a como sea, que pueden seguir diciendo improperios cada uno contra el otro, pero sin mucha trascendencia cuando se tratan de comicios, pues en ese momento se dejan atrás todos los insultos y los agravios de momento para tratar de convencer al electorado que están juntos y en sintonía.
No puede parecer algo tan cínico como eso cuando se trata justamente de buscar la confianza de un electorado que ya no cree en los discursos y menos en las actitudes de quienes parecen que terminarán sacándose los ojos en una situación determinada y que luego terminan abrazados, buscando sencillamente que puedan seguir dirimiendo sus conflictos en el poder y no en la llanura, como le explicó uno de sus protagonistas.
Un partido no es otra cosa que la suma de las individualidades de cada uno de sus miembros y cuando estos presentan el cinismo y la hipocresía como valores, indudablemente el partido también sufre sus consecuencias y paga por ello.
