El antiguo refrán vuelve con fuerza cada vez que se acerca un período electoral, donde lo más claro termina siendo que la convivencia es por conveniencia. Se corre el telón y los relatos abundan, los programas se multiplican, cada partido, partidito o grupo con aspiraciones políticas creen tener la precisa para ganar las próximas elecciones. A pocos días del 30 de julio, fecha límite de las alianzas, salvando los nombres, la historia se repite a veces con distintos actores, y en otros casos, la memoria política nos cuenta que toda repetición NO es una ofensa. Desde la recuperación del estado de derecho han pasado tres décadas y el guion se convirtió en papeles amarillentos, unos pocos pasaron a retiro, otros peinando canas siguen firmes en sus puestos y dispuestos a dar batalla siempre. Curiosa obsesión bicolor, donde la disputa del gobierno municipal o nacional es la causa más sagrada y consagrada por motivos diversos, y no tan patrióticos.
Nadie descabalga y los que lo hacen, es evidente que no tienen otro remedio. El objetivo siempre es el mismo: derrotar al centenario, granítico y numeroso Partido Colorado, que al decir del último gran patriarca Luis María Argaña, con los colorados unidos, “hasta el Pato Donald como candidato, la ANR gana fácilmente las elecciones”.
El recién llegado a la política repite esta letanía y todo el mundo conoce la dichosa frase de Argaña que, por repetida, no pasa de moda. Nadie se ha atrevido a establecer alianzas con sectores colorados que están hartos de la corrupción y manteniendo su identidad, sueñan con las utopías de Bernardino Caballero, que naturalmente como van los tiempos, en cada nueva elección se estremece furioso en su tumba.
Tanto se repite esta historia que se vuelve aburrida. Ni un puente multipartidario para romper la rutina o tal vez como ensayo. Llegado el momento, hasta el propio ex calesitero de Ypacarai y gran articulador de conciencias, rompe una vez más su silencio y su voz de barítono suena sabia y aleccionadora en los distintos medios. Como desde hace años, a Kale lo visitan y de su casa salen repitiendo a coro las lecciones del gran maestre. No es una logia, pero las actitudes y resultados finales son muy parecidos. Todos vuelven a repetir por una vez más la justificación del perdedor: a último momento se ponen de acuerdo y por eso nos ganan. La adolescencia, aun luego del escrutinio, no termina de creer ni de crecer.
Asunción – Paraguay
Si hay algo que se puede afirmar sin temor a equivocarse, es que gane quien gane, no tendremos un proyecto de ciudad, así como no tenemos un proyecto de país. Puede que alguien bajo el brazo tenga el texto del original, pero sin respaldo político y con una institucionalidad raquítica, vencida por la corrupción de cada día, el sueño de la patria soñada se vuelve cada vez más sueño. Si la construcción de consensos es harto difícil, ni hablemos de la administración civilizada de los disensos. Aquí es donde mueren las ideas y el dinero hace su natural juego, donde empodera al que lo detenta y el resto, con sentida amargura solo se lamenta. Canción repetida y éxito probado en distintas generaciones. No cabe duda que los dueños de la música saben quiénes interpretan mejor la necesidad de la gente aún en tiempos de pandemia, con resultados lamentables y muertos a cuestas difíciles de justificar. Todo parece indicar que en Asunción vamos a tener más de lo mismo.
La alternancia. En 30 años hemos tenido Intendencias de 3 sectores políticos diferentes. Más allá de las buenas intenciones de cada una de las administraciones, siendo rigurosos no podemos decir que quedó instalado un plan para la ciudad. La alternancia fue saludable para la consolidación de instituciones democráticas, pero ninguna de estas experiencias ni los colorados que ejercieron pueden pretender tener el monopolio de la verdad. Colorados o frente amontonados, contabilizan muchos más fracasos que éxitos. ¿Quiénes están libres de responsabilidades? Cada uno tiene su cuota al patear repetidas veces la misma piedra, y por supuesto, cada uno debe hacerse cargo de lo que le corresponde por los 8.000 funcionarios de la Municipalidad. Todos y todas los que pasaron por la intendencia, en algo coincidieron: es una cifra inmanejable y se lleva gran parte del presupuesto. Sin embargo, nadie miró al cielo a la hora de reemplazar y colocar a sus adherentes.
Es muy complejo para el ciudadano de a pie separar los discursos previos, cuando cada uno quiere detentar un lugar y desde allí negociar mejor la misma oferta electoral: TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS. Tanto en el oficialismo como en la oposición, esta suerte de esquizofrenia generalizada se repite a diario por los diferentes medios de comunicación y redes sociales. Si a ello le agregamos los memes y otro tipo de satirizaciones de la realidad política, no nos quedará muy claro si la alianza es con Dios o con el Diablo. Por un momento nomás todos serán Dioses encarnados en una ciudad celestial y encargados de derrotar el mal que ha venido corroyendo el país desde que el General, que no era bueno, pero que hacía cosas, nos dejó librados a nuestro destino.
Los de la administración de turno pedirán disculpas con profundo arrepentimiento, solicitando una oportunidad más para demostrarse como legítimos herederos de Caballero y del asesinado Argaña.
Así transcurrirán los días, y las tensiones entre oficialismo y oposición repetirán los consabidos discursos de antaño. El agravio y el deporte de denostar al otro reemplazará cualquier intento de debate, intercambio de razones o discusión de programas.
Seguramente para los que buscan la reelección, será más fácil arrimar con el ceño fruncido pero juntos. Hay preciosas razones donde manda el bolsillo y no el corazón. Ya no estamos en tiempos de ver cuáles son los aportes de campaña. YO SOY EL GRAN APORTE. NO VIAJO PORQUE TODO LO INVIERTO EN MI PAIS. Más allá de las dudas que usted pueda tener frente a este razonamiento, es más cómodo, barato y fácil bajar la cabeza y que otro arriesgue su dinero.
Mientras tanto, en el mosaico opositor que no termina de saber si todos van juntos por el discurso oficialista que los califica de primera minoría, o por la conveniencia de ocupar algunos lugares representados por los concejales de siempre, que van ya por varios rekutu sin inmutarse La experiencia de estos intentos, donde se juegan intereses tan diversos, les dice claramente, que más allá de los resultados, como en ocasiones anteriores, terminarán JUNTOS Y BIEN REVUELTOS.