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James Dean: El rebelde perpetuo

Todos los tiempos tienen rebeldes que representan una generación descontenta con su realidad pero pocos como el actor estadounidense originario de Indiana como James Dean reflejan la rebeldía perpetua. Este fin de semana me tocó disfrutar de  un tiempo  de intensa dramaturgia paraguaya que retrata la vida del actor  titulada “Dean el inmoral” , que discurre a lo largo de   dos horas de función teatral dirigida por Fátima Fernández Mercado. Ahí   Erik Gehre interpreta al “inmoral” James Dean, que a sus escasos 24  años se despide del mundo en un accidente automovilístico en su Porsche al que apodaba “pequeño bastardo”.

Debido a la velocidad de su conducción  terminó su pequeña y bastarda vida luego de haber hecho varias películas como “Al Este del edén” o “GIgante” que hasta hoy día quedaron en la memoria de mucha gente que lo recuerda ya sea por sus facciones casi perfectas  o ese espíritu rebelde que tuvo cómo título una de sus más importantes películas: “Rebelde sin causa”.

Una vida agitada
Esa célebre película es de 1955, el mismo tiempo en el que que su vida terminó a los 24  luego de haber vivido lo que para  hoy se calificaría cómo licenciosa o inmoral  debido a lo que se ve en la obra cómo una activa vida homosexual y abuso del tabaco u otras formas de actuar con su entorno familiar que tuvo que despedir a su madre cuando tenia 9 años.

Fátima Fernández es hija de la comunicadora Adela Mercado y del desarrollador Vicente Fernández  quien asume el duelo  de dirigir una obra luego de haber estudiado y hecho teatro en Paraguay y estudiado en los EEUU. A los 24 años, los mismos años que vivió Dean, esta joven  con un equipo de técnicos y actores toma el desafío de darle vida a  “la caosfera” sitio de teatro ubicado en General Díaz 1163 entre, Hernandarias . Este  espacio fue adecuado no tanto para generar caos  al estilo “rebelde sin causa” sino para mostrar la obra guionada por Arturo Fleitas quien escribió  el guion. Un público ávido  llenó el teatro  y al terminar la función el mismo público que éramos jóvenes  en mayoría reconocimos el trabajo con aplausos y vítores absolutamente justos.

Somos la rebeldía de Dean
El teatro es el reflejo de la vida o su representación  y que habitualmente  no introducimos en nuestra  agenda de fin de semana una actividad artística para ver la historia de un “rebelde inmoral” cuyos trazos de vida están entre nosotros todos los días  ya sea  por el abuso sexual que vivió por un  pastor en Indiana, hecho que relató a su amiga Elyzabeth Taylor quien fue la única en saber de esto y luego de un tiempo lo revela a la prensa abriendo la interpretación de su vida “inmoral” fue por esto o por la muerte de su madre, quien muere de cáncer cuando Dean tenía 9 años

Además del duro trabajo de lo que lleva adelante el montaje, preparación, dirección y todo lo que significa hacer una obra de teatro se destaca la voluntad de un público paraguayo que lleva su presencia para ver la historia de un actor que fue mucho más que el rostro atractivo que gustaba de la velocidad, y que  vida sexual sin control.

Este  trabajo puede servirnos a  mi generación que se encuentra dudando  sobre su “pequeño bastardo” y  desafiando la vida con una actitud poco o nada responsable que así es capaz de concluir con la historia de quien no tome en serio los riesgos de llevar adelante un serio proyecto de existencia en la tierra.

Una lección de vida
“Dean el inmoral”  tiene además de mostrar la vida de un icono del cine, el de enseñar qué y cómo se debe entender y plantear la vida de quien tenga grandes planes sea cual fuere el campo que le interese, arte, ciencia etc. evitando errores que terminan volviéndose inmoral o dañino para la sociedad o refleja la misma comunidad en la que vivimos.

Así como cada tiempo de nuestra historia existen iconos y no solo desde el arte sino de la política, y ahora más que nada se destacan personas que brillan en el mundo empresarial cómo Elon Munsk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg que aunque no hagan cine sean atractivos cómo James Dean, son ejemplos para una sociedad que puede querer emular su condición de vida, que esperemos no sea alcanzada con estrategias inmorales. Es también nuestro desagrado, desacomodo y rechazo al tiempo que nos toca vivir. Acaso nuestra propia inmoralidad o la incapacidad de ir por la vida a pasos mas cortos y meditados. Todos en el fondo somos Dean y su rebeldía puede ser la nuestra por eso su vigencia e inmortalidad.

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