Covid, pandemia, inmunizaciones, número de infectados y fallecidos están empezando a cansar leer y escribir por la constante reiteración de lo mismo. Sabemos poco o nada sobre lo que ha cambiado en las costumbres humanas y una de ellas se refiere al descenso de ritmo e intensidad en el trabajo físico. Hoy día uno de los lugares más concurridos así cómo era el café, supermercados y otros espacios tuvieron que adaptarse a este tiempo de pandemia controlando el acceso de gente bajo las nuevas reglas o protocolos. El gimnasio, o local dotado de las instalaciones y los aparatos adecuados para hacer actividad física ha mutado incluso el estilo de música, pasando de la intensa cadencia del dance a un compás que regule la respiración y el expulsar sudor a nadie en el gimnasio.
En Corea del Sur, uno de los paises mas exitosos en el control de la pandemia, esta curiosa y útil forma de ejercitar el cuerpo a ritmo más lento es una realidad para poder hacer mucho sano el trabajo físico y se replica ya en Asunción con música rápida que supera los 120 latidos por minuto. Otro punto de la criticada medida estatal de usar música más suave para sudar es considerada una tontería y los propietarios de gimnasios ven las reglas como poco efectivas o poco realistas de mantener. Sin embargo en Corea ubicada a 18,494 km de Paraguay se trabaja intensamente para regular los lamentables números de infectados y fallecidos incluso en los gimnasios
Hay que cambiar el modelo
En Seúl el mayor número de casos diarios de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, a principios del año pasado, ahora además de ajustar el sonido que acompaña a la gente la actividad de su movimiento físico han vuelto los controles severos ante la expansión de la variable Delta. Ahí en sus gimnasios incluso las reglas también limitan la velocidad de las cintas de correr a un máximo de 6 km (3,73 millas) por hora, prohíben el uso de duchas en los gimnasios y restringen los partidos de tenis de mesa a dos personas por mesa, entre otras medidas.
Aunque sean consideradas regulaciones simplemente burocráticas, como si quienes las diseñaron nunca hubieran trabajado en un gimnasio la postura de los dueños que no están de acuerdo con estas nuevas normas de trabajo que va en contra de la ansiedad del cliente que busca ritmo y velocidad y no tiene paciencia de continuar en un mundo bajo pandemia.
Se ha podido solucionar y regular los problemas más que con reglas en espacios cerrados sino facilitando dosis de vacunas de países ricos s para lograr una total inmunidad que no haga cambiar reglas de entrenamiento, compra, comida o reunión social, apelando a la humanidad solidaria que nos debemos en nuestra casa.
Hay que plantearnos soluciones globales a un problema de iguales características.