Dicen que de la salud de un gobierno habla la oposición y otro que afirma que un gobernante debe sentir el aliento de los opositores en el cuello para actuar correctamente.
El gobierno y su buen funcionamiento en democracia se basa en la existencia de poderes contralores institucionales y desde afuera aquellos que lo quieren sustituir. El oficialismo y la oposición en distintos ámbitos del trabajo gubernamental deben controlarse mutuamente en favor de los ciudadanos.
En una conversación en Radio Libre l Monseñor emérito Mario Melanio Medina dijo que la oposición carece de propuestas e identidad: “no existe un antagonismo que sea eficiente en democracia que debido a eso no hemos llegado a tener gobiernos que se destaquen por el uso del poder para el bien”. El ex titular de la Comisión de verdad y justicia afirmó que para que haya alternativas ciudadanas debe existir una oposición viva, combatiente y honesta.
En más de 30 años de democracia en Paraguay la oposición y los partidos que lo representan no han logrado llegar al poder más que por un corto periodo de 5 años con Lugo- Franco. El Paraguay carece de una formación intelectual ética y moral para llegar a tener una oposición lo suficientemente dura que cada periodo presione sobre el gobierno para desarrollar una agenda en favor de la gente y no en provecho de sus líderes de ocasión.
Debilidades de carácter
La percepción que se tiene desde afuera es que la política paraguaya se ha prostituido y destruido por el poder del dinero. Se sigue esperando ese diálogo entre la oposición por un proyecto país con un gobierno que sintetice la agenda de la agenda y no los deseos crematísticos de sus líderes de ocasión. La elección del sustituto de Nenecho Rodriguez en la intendencia asuncena muestra que los opositores se alinean con los colorados y no votan por sus colegas opositores. La oposición está llena de oportunismo y pillería.
Es imperioso un proyecto país y oposición que testimonie en obras y acciones que es una alternativa a los muchos años del partido colorado en el poder. Para eso deben cambiar su forma de actuar. Deben tener propuestas, compromisos, actuar éticamente y por sobre todo testimoniar con sus actos que tienen en la cabeza un país diferente.