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Paraguay y el eterno dilema: Taiwán o China

Tras la victoria de la revolución comunista, Mao Tse Tung proclamó en 1949 la República Popular de China (RPC) regida bajo el Partido Comunista Chino, a partir de allí el gran oso quedó dividido en dos Estados: el continental bajo el control del triunfador de la guerra civil china, Mao y; la isla de Taiwán gobernada por el derrocado presidente de la República de China, Chiang Kai-shek.

Durante los tiempos del pretorianismo stronista y bajo pleno apogeo de la Guerra Fría, Paraguay estableció relaciones diplomáticas con Taiwán dado que el país sudamericano iniciaba su fase de expansión de sus relaciones internacionales más allá de los tradicionales lazos hemisféricos, rompiendo así su histórica mediterraneidad. Ahora bien, décadas han pasado desde ese el inicio de la histórica relación diplomática entre Paraguay y Taiwán, la China Continental superó los tiempos de miserias y hambrunas donde millones de personas murieron de hambre y frío durante el apogeo de la revolución cultura de Mao. Hoy, China está en una aparente vanguardia financiera y tecnológica del mundo de hoy.

Con el desborde del virus de Wuhan convertido en pandemia desde el año pasado, ha servido de pretexto para avivar el dilema en Paraguay: ¿Taiwán o China Continental? Por ello, no han faltado los oportunistas, demagogos y pillos de siempre que, con informaciones segadas, manipuladas y hasta falsas, insisten que la mejor opción para el desarrollo del Paraguay e incluso superar la actual crisis sanitaria, los paraguayos deben romper con Taiwán. Sin duda, nada más lejos de la realidad.

La China continental, más allá que a lo interno son una tiranía o un régimen totalitario con el más absoluto desprecio por las libertades como por los derechos humanos. A lo externo, el gran oso comunista constituye un régimen depredador, son los líderes de la piratería y robo de patentes a escala global, ni hablar de sus prácticas industriales poco o nada amigables con el medio ambiente.

Sobre el eterno argumento del aumento de la exportación de la carne paraguaya al vasto mercado chino, resulta un mito, pues, primero Paraguay hoy no es capaz de abastecer la demanda de carne vacuna de Taiwán, menos aún lo haría con China, amén que China Continental por legislación no permite el ingreso de carne vacunada contra la fiebre aftosa.

Finalmente, si vemos las recientes experiencias de países que han hecho el cambio (de Taiwán por China Continental), los indicadores macroeconómicos revelan que ha tenido un impacto totalmente negativo, como Costa Rica y República Dominicana cuyas balanzas comerciales están a favor del gigante asiático y lo que es peor, su mercado se ha inundado de productos chinos, llevando a la quiebra las industrias nacionales. En crudo, sólo el pequeño sector importador se beneficiaría
financieramente de dicho cambio.

Nahem Reyes
Nahem Reyes
Doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello e investigador asociado del Centro de Estudios de América de la Universidad Central de Venezuela

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