Es evidente que vamos camino a una situación todavía mucho más gravosa con lo que acontece en términos de enfrentar al Covid-19. La OMS dice que hay un subregistro enorme en el mundo y que habría que multiplicar por tres la cantidad oficial de muertos en todos nuestros países.
Eso significa que estaríamos hablando de una cifra muy superior a los 8.000 en términos de muertes por Covid-19 en el Paraguay. Esa es una cifra que también tendría que llevarnos a pensar seriamente acerca de cuán gravoso ha sido no tener un Gobierno a la altura de las circunstancias, que no ha preparado al país a pesar de los múltiples recursos con los que dispuso.
La manera con la que la clase política ha entendido esta circunstancias y no ha podido concebir ninguna política pública orientada a salvar las vidas hay que cobrárselos en las urnas, como lo hacemos en democracia.
Deberíamos hacer un recordatorio de aquellos que no hicieron lo que deberían de haber hecho y que privilegiaron simplemente a su clientela política y familiar, siguiendo con los nombramientos y los grandes recursos que eran destinados a bonificaciones y pagos extraordinarios.
Más de US$ 550 millones del crédito del año pasado solo sirvió para ese propósito, lo que demuestra que a la clase dirigente no le importa nuestra vida, sino seguir manteniendo a cada una de la clientela política, pensando tontamente que son ellos los que van a seguir manteniendo a sus partidos y sus personas en el poder.
Es tiempo de echar mano a la memoria y castigar en consecuencia.