Los constructores viales están preocupados porque no hay más empréstitos por venir para seguir al ritmo de la construcción de carreteras y hay muchos que miran también diciendo “Eso no ha sido la prioridad durante todo este tiempo como el Gobierno ha querido colocar”.
Tanto Abdo como su ministro Wiens apuestan todo al tema de cuántas rutas quedan asfaltadas, cuando en realidad a ambos y a todo su Gobierno se les juzgará por la cantidad de personas que no terminen muertas por el Covid.
No han entendido la lógica de las prioridades, han creído todavía en la vieja fórmula anterior a la pandemia en que un gobierno era felicitado en torno a la cantidad de rutas que había podido pavimentar.
Abdo, con cierta frecuencia, casi cada semana, recuerda que es el Presidente que más rutas asfaltó, cuando los demás le digan que será el presidente que más muertes ocasionó en el país por pandemia. Todo aquello que podía haber sido un factor favorable termina siendo un factor negativo, porque le van a decir probablemente: “Si usted no se dedicaba a construir rutas de manera tan apasionada y hubiera colocado todos sus esfuerzos en salvar vidas, la historia tendría mayor compasión de usted y lo recordaría de mejor forma”.
La cuestión no es simplemente encontrar recursos y crédito para continuar con el nivel de endeudamiento para construir, sino rescatar el nivel de sensibilidad humana para colocarla donde realmente importa y trasciende, en la vida de los connacionales.