Cuesta mucho imaginar la falta de previsión que tienen nuestros administradores de la cosa pública cuando se trata de cuestiones sanitarias o educativas. Estas dos cuestiones centrales que nuestros políticos se llenan la boca durante campaña electoral, sin embargo, no se compadece con la acción concreta del hacer y esto viene a relación con el tema de la falta de oxígeno en muchos de nuestros hospitales.
Para producir ese recurso fundamental, más todavía con un marco de enfermedades respiratorias, sólo se necesita aire y energía eléctrica. Ambas cosas tenemos en abundancia. Lo que no tenemos es gente que lleve adelante una propuesta que permita que tengamos una fabricación tan grande que inclusive podríamos exportar.
Al contrario, en el Paraguay estamos en situación de colapso, con situaciones graves en algunos hospitales públicos y eso porque no se puede importar oxígeno de países vecinos debido a las altas demanda también que tienen que corresponderse a nivel local.
Lo que no tenemos es imaginación, planificación, acciones que realmente se hagan cuando se debieran, porque no es una cuestión de recursos. Este Ministerio de Salud tuvo muchísimo dinero y lo sigue teniendo disponible para este tipo de propósito, pero postergó las acciones que debieran tomarse y ahora estamos lamentándonos en una circunstancia como esta.
Ni el propio Ministerio se anima porque no tiene autoridad de pedir y exigir a las empresas privadas proveedoras que cumplan con lo contratado, porque saben perfectamente que le deben US$ 25 millones desde hace muchos años y además no han planificado para nada lo que en este momento es un asunto de vida o muerte.